domingo, 29 de noviembre de 2009

Mascaras

...desperté de aquella vida con una gran resaca, no sabía nada de recordar mas recordaba, pude contar más de mil mascaras frente a mí, por cada mascara una cicatriz, por cada cicatriz varios agujeros en el alma, por cada alma una vida, y por cada vida una existencia transfigurada, había mascaras de todos tipos, de todos colores, de todas formas, pero de todas no sabía cuál era la verdadera, la que se me había entregado antes de todo, la primera y la que debió haber sido la única a pesar de la vida, pero no estaba, en algún lugar la había extraviado, solo tenía aquellas mascaras que murmuraban entre ellas y parecían burlarse de mí, voces distintas, miradas diferentes, y una inmensa variedad de gestos, todos parecían ser yo pero ninguno lo era, incluso hasta me sentí tentado por conversar con aquellas mascaras, entendí que había dado muchos pasos en la vida sin mí mismo, cargue con muchas mascaras la adecuada para cada ocasión, y pocas veces hubo la ocasión de ser yo mismo, me entregue a la inercia de lo superfluo, de los conceptos que ahora ya no significaban nada, cargue con ellas toda la vida, casi todas tan pesadas como el tiempo, y tiempo ya no había para regresar...


Muchas veces me veo fingiendo,
fingiendo ante la gente, ante la vida, ante mi.
Diciendo cosas que no pienso,
y pensando cosas que no siento,
recordando momentos que no han sucedido,
y deseando sueños que no necesito.
Engañándome con miedos que no tienen sentido,
y protegiéndome con escudas mentiras,
de todo aquello que me hace ser distinto.
Es como si quisiera no defraudar a nadie,
como si me impusiera caer bien a todo el mundo,
como si tuviera mil máscaras,
con las que dar a cada uno de lo suyo.
Hay veces en las que no me atrevo a decir no,
en las que tengo miedo a expresar lo que pienso,
en las que algo me impide mostrar,
todo lo que aquí dentro tengo.
Y me escudo tras una afirmación o una sonrisa,
tras un guiño o un “ lo que tu digas”.
No me atrevo a expresar verdaderamente lo que siento,
me importa más lo que de mi digan,
que lo que yo les cuento,
me importa más ganarme por encima de todo su cariño,
que ser con orgullo yo mismo,
me importa más darles continuamente la razón,
que utilizar mi criterio aunque no me den su aprobación.
Finjo, finjo para no caer mal a la gente para ganarme de cada uno de ellos su respeto,para tener la irreal ilusión de que me quieren,
para sentirme protegido en un mundo que no comprendo.
Finjo, y cada vez me siento más perdido,
más alejado de lo que verdaderamente quiero,
aunque tal vez ahí esté el principio de todo,
que no sé muy bien qué es lo que deseo,
que no sé muy bien como soy,
que no sé cuál es el camino ni a donde voy.

Mil mascaras
Alfredo Cuervo Barrero

jueves, 26 de noviembre de 2009

Olvidarte fue

...antes de olvidarte en este instante en el que tu reloj de arena gasta sus últimos granos, quiero guardar un poco de esta experiencia en algún lado, esto con afán de tener algún registro palpable que sera solo un conjunto de letras ordenadas de forma extraña para cuando ya te haya olvidado, olvidarte no fue fácil, olvidarte fue una tarea quizás mas rutinaria que la acción de respirar, olvidarte fue llorar y poner vasijas para no inundarme con las goteras de mi alma, olvidarte fue tallar mi mente muchas veces en el lavadero, olvidarte fue una mutilación de momentos y una transfusión de nuevos sentimientos, olvidarte fueron varios viajes de ida y vuelta al purgatorio, olvidarte fue un exilio de mi alma, un huracán devastador en mi cama, un naufragio en mis mares mas oscuros, fue tener que derrivar varios muros, olvidarte fue una venta de garage de tus miradas, y tener que entregar tus besos a un limosnero, varios otoños de ojas vivas volando, un segundero que se quedaba estacionado, pero lo confieso lo mas dificil de olvidarte fui yo...

"A veces, uno cree que todo lo ha olvidado, que el óxido y el polvo de los años han destruído ya completamente lo que, a su voracidad, un día confiamos. Pero basta un sonido, un olor, un tacto repentino e inesperado, para que, de repente, el aluvión del tiempo caiga sin compasión sobre nosotros y la memoria se ilumine con el brillo y la rabia de un relámpago”.

“La lluvia amarilla”
Julio Llamazares

Tras cada hombre viviente se encuentran treinta fantasmas, pues tal es la proporción numérica con que los muertos superan a los vivos. Desde el alba de los tiempos, aproximadamente cien mil millones de seres humanos han transitado por el planeta Tierra. Y es en verdad un número interesante, pues por curiosa coincidencia hay aproximadamente cien mil millones de estrellas en nuestro universo local, la Vía Láctea. Así, por cada hombre que jamás ha vivido, luce una estrella en ese Universo. Pero, cada una de esas estrellas es un sol, a menudo mucho más brillante y magnífico que la pequeña y cercana a la que denominamos el Sol. Y muchos, quizá la mayoríade esos soles lejanos, tienen planetas circundándolos. Así, casi con seguridad hay suelo suficiente en el firmamento para ofrecer a cada miembro de las especies humanas, desde el primer hombre-mono, su propio mundo particular: cielo… o infierno. No tenemos medio alguno de conjeturar cuántos de esos cielos e infiernos se encuentran habitados, y con qué clase de criaturas: el más cercano de ellos está millones de veces más lejos que Marte o Venus, esas metas remotas aún para la próxima generación. Mas las barreras de la distancia se están desmoronando, y día llegará en que daremos con nuestros iguales, o nuestros superiores, entre las estrellas. Los hombres han sido lentos en encararse con esta perspectiva; algunos esperan aún que nunca se convertirá en realidad. No obstante, aumenta el número de los que preguntan: ¿Por qué no han acontecido ya tales encuentros, puesto que nosotros mismos estamos a punto de aventurarnos en el espacio? ¿Por qué no, en efecto? Sólo hay una posible respuesta a esta muy razonable pregunta. Más recordad, por favor, que ésta es sólo una obra de ficción. La verdad, como siempre, será mucho más extraordinaria.

Una odisea espacial
Arthur C. Clarke

lunes, 23 de noviembre de 2009

Perdón

...hoy quiero pedir perdón, hoy me brota esta palabra del alma, hoy retumba en mi corazón, y mi mente vuelve a ver el alba, pido perdón al tiempo que perdí en algún momento, pido perdón al silencio que cambie por tanto ruido, pido perdón por lo que no he vivido, y también por lo que no he sentido, pido perdón al amigo que una vez decepcione, pido perdón a la persona que alguna vez traicione, pido perdón a mi sangre por las lágrimas que les cause, pido perdón a la gente de la que alguna vez abuse, pido perdón al pobre que no ayude, pido perdón al hambriento que no alimente, pido perdón al enfermo que no visite, pido perdón al mundo que no cuide, pido perdón al perro con el que no jugué, pido perdón a el niño del que me burle, pido perdón a la mujer que engañe, pido perdón a los sueños que no soné, pido perdón a Dios del que me olvide, lleno mi boca de perdón para perdonarme a mi mismo, por todo lo que no he sido yo pero que dentro de mi por mucho tiempo ha vivido...

Que me disculpe la coincidencia por llamarla necesidad.
Que me disculpe la necesidad, si a pesar de ello me equivoco.
Que no se enoje la felicidad por considerarla mía.
Que me olviden los muertos que apenas si brillan en la memoria.
Que me disculpe el tiempo por el mucho mundo pasado por alto a cada segundo.
Que me disculpe mi viejo amor por considerar al nuevo el primero.
Perdonadme, guerras lejanas, por traer flores a casa.
Perdonadme, heridas abiertas, por pincharme en el dedo.
Que me disculpen los que claman desde el abismo el disco de un minué.
Que me disculpe la gente en las estaciones por el sueño a las cinco de la mañana.
Perdóname, esperanza acosada, por reírme a veces.
Perdonadme, desiertos, por no correr con una cuchara de agua.
Y tú, gavilán, hace años el mismo, en esta misma jaula,
inmóvil mirando fijamente el mismo punto siempre,
absuélveme, aunque fueras un ave disecada.
Que me disculpe el árbol talado por las cuatro patas de la mesa.
Que me disculpen las grandes preguntas por las pequeñas respuestas.
Verdad, no me prestes demasiada atención.
Solemnidad, sé magnánima conmigo.
Soporta, misterio de la existencia, que arranque hilos de tu cola.
No me acuses, alma, de poseerte pocas veces.
Que me perdone todo por no poder estar en todas partes.
Que me perdonen todos por no saber ser cada uno de ellos, cada una de ellas.
Sé que mientras viva nada me justifica porque yo misma me lo impido.
Habla, no me tomes a mal que tome prestadas palabras patéticas y que me esfuerce
después para que parezcan ligeras.

Bajo una pequeña estrella
Wislawa Szymborska

sábado, 21 de noviembre de 2009

¿Donde esta Dios?

...un día me dispuse a buscar a Dios con ahinco inmesurable, lo busque en muchos lugares, en iglesias y en hostales, caminando por los mares o en desiertos olvidados, en mezquitas y en garitas y en las mas bellas ciudades, al final del horizonte y en las tierras mas extrañas, lo busque hasta en las estrellas, y escondido en algun cielo, al final del arcoiris, o enterrado en algun cementerio, en el periodico, en la radio, en algun diccionario, al inicio y al final del abecedario, en algun armario, quizas un relicario pero no pude encontrarlo, regrese hasta aquel niño de la calle que tanto me habia intrigado ¿Donde estaba Dios? el me habia preguntado, ya derrotado regrese hasta aquel niño para darle mi resultado, pero al llegar al lugar donde esperaba encontrarlo, me dijeron los que estaban que el niño a Dios ya había encontrado...


Me encanta Dios. Es un viejo magnífico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe de manos.Nos ha enviado algunos tipos excepcionales como Buda, o Cristo, o Mahoma, o mi tía Chofi, para que nos digan que nos portemos bien. Pero esto a él no le preocupa mucho: nos conoce. Sabe que el pez grande se traga al chico, que la lagartija grande se traga a la pequeña, que el hombre se traga al hombre. Y por eso inventó la muerte: para que la vida -no tú ni yo-, la vida, sea para siempre.
Ahora los científicos salen con su teoría del Big Bang....Pero ¿qué importa si el universo se expande interminablemente o se contrae? Esto es asunto sólo para agencias de viajes.
A mí me encanta Dios. Ha puesto orden en las galaxias y distribuye bien el tránsito en el camino de las hormigas. Y es tan juguetón y travieso, que el otro día descubrí que ha hecho -frente al ataque de los antibióticos- ¡bacterias mutantes!
Viejo sabio o niño explorador, cuando deja de jugar con sus soldaditos de plomo de carne y hueso, hace campos de flores o pinta el cielo de manera increíble.
Mueve una mano y hace el mar, y mueve otra y hace el bosque. Y cuando pasa por encima de nosotros, quedan las nubes, pedazos de su aliento.
Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos y manda tormentas, caudales de fuego, vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres. Pero esto es mentira. Es la tierra que cambia -se agita y crece- cuando Dios se aleja.
Dios siempre está de buen humor. Por eso es el preferido de mis padres, el escogido de mis hijos, el más cercano de mis hermanos, la mujer más amada, el perrito y la pulga, la piedra más antigua, el pétalo más tierno, el aroma más dulce, la noche insondable, el borboteo de la luz, el manantial que soy.
A mí me gusta, a mí me encanta Dios. Que Dios bendiga a Dios.

Jime Sabines

lunes, 16 de noviembre de 2009

Despues del naufragio

...ya después de escaparme del tiempo por un tiempo, de navegar entre silencios espinosos, de luchar contra pensamientos voraces que deambulaban por mi cabeza, por fin se han callado los gritos de mi conciencia, la luz ha regresado a lado mas oscuro de mi alma, mis sentidos han recobrado la calma, ya después de haberme hundido en varias nadas, de encontrar las miradas extraviadas, de andar errante en las noches ya cansadas, ya después de caminar por muchos mundos, atrapado entre sueños nauseabundos y recuerdos moribundos, he vuelto a brillar, mis alas otra vez saben volar, regreso del exilio al que me condene, una vez mas vuelvo a tener fe...


Es necesario correr algunos riesgos. Sólo entendemos adecuadamente el milagro de la vida cuando permitimos que lo inesperado se manifieste.

Todos los días, Dios nos da –junto con el Sol– un momento en el que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. Todos los días intentamos fingir que no vemos este momento, que no existe, que hoy es igual que ayer y mañana será igual que hoy. Pero el que presta atención descubre el instante mágico. Puede esconderse en el momento de meter la llave en la cerradura, ya por la mañana, o en el silencio que sigue a la cena, o en cualquiera de las mil y una cosas que nos parecen repetidas. Ese momento existe –un momento en el que toda la fuerza de las estrellas nos atraviesa y nos permite hacer milagros–.

La felicidad es a veces un don, pero generalmente es una conquista. El instante mágico nos ayuda a cambiar, nos empuja en la dirección de nuestros sueños. Vamos a sufrir, vamos a pasar por momentos difíciles, vamos a enfrentar muchas desilusiones, pero todo eso es pasajero, inevitable, y acabaremos enorgulleciéndonos de las marcas señaladas por todos los obstáculos. En el futuro podremos mirar hacia atrás con orgullo y fe.

Pobre del que tuvo miedo de correr riesgos. Porque tal vez no se decepcione nunca ni tenga desilusiones ni sufra como los que tienen un sueño que cumplir. Pero cuando mire hacia atrás –porque siempre se acaba mirando hacia atrás–, va a escuchar a su corazón diciendo: «¿Qué hiciste con los milagros que Dios sembró a lo largo de tus días? ¿Qué hiciste con los talentos que tu Maestro te confió? Los enterraste bien hondo en una fosa, porque tenías miedo de perderlos. Por lo tanto, ésta es tu herencia: la certeza de que desperdiciaste tu vida».

Pobre del que llega a escuchar estas palabras. Porque entonces creerá en los milagros, pero los instantes mágicos de su vida ya habrán pasado. Tenemos que escuchar al niño que fuimos un día y que aún existe en nuestro interior. Este niño sabe de instantes mágicos. Podemos sofocar su llanto, pero no podremos acallar su voz.

Si no nacemos de nuevo, si no volvemos a mirar la vida con la inocencia y el entusiasmo de la infancia, la vida deja de tener sentido.

Existen muchas maneras de suicidarse. Los que intentan asesinar su cuerpo ofenden la ley de Dios. Los que procuran matar su alma también ofenden la ley de Dios, aunque su crimen resulte menos visible a los ojos de los hombres.

Pongamos atención en lo que nos dice el niño que llevamos guardado en el pecho. No nos avergoncemos por su causa. No debemos dejar que tenga miedo por estar solo o porque casi nunca lo escuchamos.

Vamos a permitir que tome un poco las riendas de nuestra existencia. Este niño sabe bien que cada día es diferente del anterior.

Vamos a hacer que se sienta nuevamente querido. Vamos a agradarlo, aunque eso signifique actuar de forma algo insólita para nosotros mismos, aunque los demás consideren que estamos haciendo tonterías.

Recuerden que la sabiduría de los hombres Dios la ve como locura. Si escuchamos al niño que tenemos en el alma, nuestra mirada volverá a brillar. Si no perdemos el contacto con este niño, no perderemos el contacto con la vida.

¡Vivamos todos los instantes mágicos de este año!

El instante magico
Paulo Coelho

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Karma

...he escuchado tantas veces por ahí, que en la vida todo se regresa, que en algún momento el tiempo pacta con la justicia, y lo que hicimos cae en nuestras cabezas, he visto gente volar por el mas alto cielo y he visto a otros caer de su vuelo, es así como nos embriagamos de mentira, colmamos nuestra copa de cicuta, y convertimos a la vida en una puta, comploteamos en contra del destino, que herido se ha quedado en el camino, pero todo lo que sube en algun momento baja, y en este juego de cartas no tenemos la mejor baraja, es por eso que el bueno quiere ser bueno, aunque de intentos el infierno ya esta lleno, el pasado es un viejo usurero que nos cobra hasta un momento pasajero, el presente es un triste abonero que nos vende lo mejor del basurero, el futuro es un ave de mal aguero que al llegar a nuestras vidas deja un muy grande agujero...


Algunas veces vuelo
y otras veces
me arrastro demasiado a ras del suelo,
algunas madrugadas me desvelo
y ando como un gato en celo
patrullando la ciudad
en busca de una gatita,
a esa hora maldita
en que los bares a punto están de cerrar,
cuando el alma necesita
un cuerpo que acariciar.
Algunas veces vivo
y otras veces
la vida se me va con lo que escribo;
algunas veces busco un adjetivo
inspirado y posesivo
que te arañe el corazón;
luego arrojo mi mensaje,
se lo lleva de equipaje
una botella…, al mar de tu incomprensión.
No quiero hacerte chantaje,
sólo quiero regalarte una canción.
Y algunas veces suelo recostar
mi cabeza en el hombro de la luna
y le hablo de esa amante inoportuna
que se llama soledad.
Algunas veces gano
y otras veces
pongo un circo y me crecen los enanos;
algunas veces doy con un gusano
en la fruta del manzano
prohibido del padre Adán;
o duermo y dejo la puerta
de mi habitación abierta
por si acaso se te ocurre regresar;
más raro fue aquel verano
que no paró de nevar.
Y algunas veces suelo recostar
mi cabeza en el hombro de la luna
y le hablo de esa amante inoportuna
que se llama soledad.

Que se llama soledad
Joaquin Sabina

sábado, 7 de noviembre de 2009

Cansado de tu ausencia

...ya estoy lleno de tu ausencia, hasta el hastió de tu vació, las esperanzas han muerto en el campo de batalla, mientras me propongo a esperar que este silencio se vaya, tu ausencia colma mi alma, ya todo ha acaecido, mas sin embargo tu no estas, me he inventado tantas historias, para poder entender la escasez de ti que vive mi cuerpo, la aridez con que has dejado mi piel, la ceguera que le has regalado a mis pupilas, he intentado beber mi propia hiel, hasta rente un oráculo particular, al que ya me canse de preguntar ¿Porque no estas? pero tu ausencia sigue rebosando mi alma, con esa paz que destruye mi calma, con esta voz que cada noche te clama, sabiendo que tu no llegaras, aun así sigo dejando abierta la ventana, por si una mañana se te ocurre regresar, le he rezado hasta la luna creyendo que es un Dios mas, pero creo que tal herejía te alejado de mi aun mas, me acabe las palomas mensajeras, de mi pueblo y de otro mas, y las cartas en botella y uno que otro mar, me monte sobre una hoja de otoño para alcanzarte en donde estas, pero no conté con que habría varios inviernos antes de poder llegar, y aquí sigo regresando a mi sin ti, durmiendo a lado del espacio en que no estas, tan cansado de tu ausencia como para volver a despertar una vez mas...



Se va de ti mi cuerpo gota a gota.
Se va mi cara en un óleo sordo;
se van mis manos en azogue suelto;
se van mis pies en dos tiempos de polvo.

¡Se te va todo, se nos va todo!

Se va mi voz, que te hacía campana
cerrada a cuanto no somos nosotros.
Se van mis gestos que se devanaban,
en lanzaderas, debajo tus ojos.
Y se te va la mirada que entrega,
cuando te mira, el enebro y el olmo.

Me voy de ti con tus mismos alientos:
como humedad de tu cuerpo evaporo.
Me voy de ti con vigilia y con sueño,
y en tu recuerdo más fiel ya me borro.
Y en tu memoria me vuelvo como esos
que no nacieron ni en llanos ni en sotos.

Sangre sería y me fuese en las palmas
de tu labor, y en tu boca de mosto.
Tu entraña fuese, y sería quemada
en marchas tuyas que nunca más oigo,
¡y en tu pasión que retumba en la noche
como demencia de mares solos!

¡Se nos va todo, se nos va todo!

Ausencia
Gabriela Mistral

lunes, 2 de noviembre de 2009

Huecos del alma

...huecos que quedan al perder a alguien, pensamientos inquietos que entran y salen, conversasiones que ya nunca serán terminadas, palabras sin voces ni miradas, pedazos de vida que se pierden al perder, momentos que jamas han de volver, soles que no volverán a amanecer, perder a alguien sin querer, huecos del alma que nublan la vida, memorias presentes que apagan la alegría, abismos oscuros llenos de frió, puente que ha sido destruido, así son las ausencias cuando algo se ha perdido, asi es el destino cuando un hueco estara siempre vacio...



Necesito de alguien

Necesito de alguien, que me mire a los ojos cuándo hablo.

Que escuche mis tristezas y desiertos con paciencia y aún cuándo no comprenda, respete mis sentimientos.

Necesito de alguien, que venga a luchar a mi lado sin ser llamado.

Alguien lo suficientemente amigo, cómo para decirme las verdades que no quiero oír, aún sabiendo que puedo irritarme.

Por eso, en este mundo de indiferentes, necesito de alguien que crea en esa cosa misteriosa, desacreditada y casi imposible: ¡ LA AMISTAD !

Que se obstine en ser leal, simple y justo.

Que no se vaya, si algún día pierdo mi oro y no pueda ser más la sensación de la fiesta.

Necesito de un amigo, que reciba con gratitud mi auxilio, mi mano extendida, aún cuándo eso sea muy poco para sus necesidades.

No pude elegir, a quienes me trajeron al mundo, pero puedo elegir a mi amigo.

En ésta búsqueda, empeño mi propia alma, pues con una amistad verdadera.

La vida se torna más simple, más rica y más bella.


Charles Chaplin

domingo, 1 de noviembre de 2009

Presente pasado

...tan diferentes, tan asonantes, tan divergentes, tan inconstantes, pasados que aun están presentes, y presentes que pasan rápidamente, un pedazo de tiempo varado, estancado en las arenas de un mar viejo, tan sencillo es ahora complejo, manecillas en sentido contrario, reloj cangrejo, sueños grabados en el viento, residuos de aliento en el alma, paz para perder la calma, suspiros del alba, días que ya no se viven, y vidas que ya no anochesen, eternidad interrumpida, cajón que guarda universos, pretextos para mirar atrás, y en el cielo la misma estrella fugaz, presente pasado y otra vez olvidar...


Ayer, pasado, mañana
digo quizás para no decir
ni si, ni no, ni fuego, ni bandera
ni te mato, ni me muero,
ni siquiera.

Tal vez el siglo que viene
te cantaré la canción que nunca terminé
ni llueve, ni ternura, ni te debo, ni me debes
ni me curas.

Lejos de ti
las pesadillas se parecen a los sueños,
los que perdí.
Ayer, pasado, mañana.

Ayer, pasado, mañana
Joaquin Sabina
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