...te traigo atorada en el alma, adherida a un pensamiento, no se si ya estas dentro, o solo juegas con mi calma, lo cierto es que tienes cara de alguna estrella fugaz, de esas que duran mucho tiempo, pero un día dicen que se van, y pasaras a ser recuerdo, un destello y un final, pero la noche esta estrellada y aun asi logras brillar, no me importa tu mirada, si no lo que has de mirar, la penumbra cubre al campo y tu sigues viendo al sol como una flor, y aunque seas solo un rato, me has cambiado de color, lo que importa es que lo mismo para ti no es igual, tu ves la vida pasar sobre nubes de cristal, reflejando desde adentro lo que por fuera no has de mostrar, pero aun así me llevas lejos, a lugares infinitos, con montañas de colores que aprendieron a volar, como volaran contigo mis ojos cuando te vuelven a mirar, aprovechando que estas de paso, pasajera estelar...
Pues no tendrán en común ni un idioma
(No digamos una ciudad, un hogar, un hijo),Ni siquiera esas canciones, esos sitios,
Esos olores que acaso sólo nos parecen hermosos porque
nos recuerdan un recuerdo,
Porque nos recuerdan a nosotros mismos, y quizá lo que
llamamos belleza
No sea sino la terca persistencia del ser más allá de sí mismo,
Más allá de su lugar y su tiempo, como la luz de un astro
hace siglos apagado.
Pero astros sí tendrán en común. Al levantar los ojos
No habrá en el cielo país extranjero.
Aquellas estrellas son estas mismas estrellas,
No distan más de esa ciudad lejana que de ésta.
Aquellas montañas y este mar les son igualmente familiares
O igualmente extraños.
Y también unas desperdigadas horas de febrero
pertenecientes para siempre
Al insaciable pasado.
De "Siempre por primera vez"
Con la forastera
Roberto Fernández Retamar
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