domingo, 24 de enero de 2010

El club de los silencios eternos

...me escribi en la mañana una carta para que me llegara esta noche,
pues creí que al llegar al reproche de mi mismo no me iba acordar,
y acorde con un sol de a deveras,
que no dejaría apagar las hogueras,
que se perdieran al empezar a soñar,
entonces jure no volver a pecar,
asesinando momentos que el corazón pronto puede olvidar,
aludiendo a espasmos que se caen de la cama,
tatuando deseos para que no se borren del alma
le pedí a mi razón que guardara la calma,
un amor de minutos no necesita alas para volar,
me grabe en la memoria esas caras sin dueño,
y las palabras que gritan que esto no es un sueño,
pero que al ser pronunciadas terminan siendo realidad,
me escape por un segundo de lo que parece verdad,
y me extravié en otro mundo donde el amor no fuera maldad,
donde la luna siguiera su idilio después de la tempestad,
me inscribí en el club de los silencios eternos,
para cerrar el inventario de pensamientos malos y buenos,
donde el pecado mas malo no fuera el de la pasión,
para no tener que esconderme tras las notas de una canción
que fue escrita para que dijera todo lo que fuimos tu y yo...


Cuando busco el verano en un sueño vacío,
cuando te quema el frío si me coges la mano,
cuando la luz cansada tiene sombras de ayer,
cuando el amanecer es otra noche helada,

cuando juego mi muerte al verso que no escribo,
cuando sólo recibo noticias de la muerte,
cuando corta la espada de lo que ya no existe,
cuando deshojo el triste racimo de la nada.

Sólo puedo pedirte que me esperes
al otro lado de la nube negra,
allá donde no quedan mercaderes
que venden soledades de ginebra.

Al otro lado de los apagones,
al otro lado de la luna en quiebra,
allá donde se escriben las canciones
con humo blanco de la nube negra.

Cuando siento piedad por sentir lo que siento,
cuando no sopla el viento en ninguna ciudad,
cuando ya no se ama ni lo que se celebra,
cuando la nube negra se acomoda en mi cama,

cuando despierto y voto por el miedo de hoy,
cuando soy lo que soy en un espejo roto,
cuando cierro la casa porque me siento herido,
cuando es tiempo perdido preguntarme qué pasa.

Sólo puedo pedirte que me esperes
al otro lado de la nube negra,
allá donde no quedan mercaderes
que venden soledades de ginebra.

Al otro lado de los apagones,
al otro lado de la luna en quiebra,
allá donde se escriben las canciones
con humo blanco de la nube negra.

Nube negra
Joaquin Sabina

1 comentarios:

Luces dijo...

En el club de los silencios eternos es donde quiero estar, pues ahi encontraras mucha diversidad, mis pensamientos he dejar cuando en realidad no conozco la verdad y de un sueño eterno no podre despertar, cuando buscando estoy de la verdad, ahi encontrare lo que enrealidad sera....

creo que ha sido de los mejores escirtos que te he leido, cada vez mejoras mas... tapd

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