martes, 26 de agosto de 2014

La fiesta de disfraces de un Cronopio

...un cronopio se disfraza de fama para una fiesta, se coloca unas ambiciones que recién adquirió en un bazar de gente elegante, donde venden sueños con forma de diamante y pesadillas que brillan como el oro,  calza unos zapatos que no tocan el suelo, y porta un sobrero que cree ser el mas alto de todos, luce un traje de cachemir de cabras que no saben de montañas, ni de pastores, elegante y ambicioso se coloca una de esas sonrisas de aparador y en un movimiento sereno y enérgico practica su movimiento de manos apuntando a todos con su dedo indice, camino al evento se topa con unos de esos recuerdos haraposos y con cara de hambre que andan sueltos por las calles, le observa atentamente, mientras husmea en un bote de basura, el cronopio vestido de fama, le pide a su chófer Rocamadour que se detenga,  abre la puerta del cochecito para acercarse a el recuerdo pero sus zapatos flotan tanto que no puede acercarse, se los quita en cuanto antes para regresar al suelo, intenta acercarse a el recuerdo pero el traje de cachemir de cabra fina es tan elegante que no lo deja moverse, como puede se desarropa y ya cerca de él trata de abrir los brazos pero las ambiciones que le cuelgan de sus muñecas se lo impiden, rápidamente también se deshace de ellas y le abraza, y siente lo esponjosa que es el hambre y lo tierna que es la soledad, y ambos asisten a la fiesta disfrazados de amigos...



Los famas para conservar sus recuerdos proceden a embalsamarlos en la siguiente forma: luego de fijado el recuerdo con pelos y señales, lo envuelven de pies a cabeza en una sábana negra y lo colocan parado contra la pared de la sala, con un cartelito que dice: "Excursión a Quilmes", o: "Frank Sinatra".

Los cronopios, en cambio, esos seres desordenados y tibios, dejan los recuerdos sueltos por la casa, entre alegres gritos, y ellos andan por el medio y cuando pasa corriendo uno, lo acarician con suavidad y le dicen: "No vayas a lastimarte", y también: "Cuidado con los escalones". Es por eso que las casas de los famas son ordenadas y silenciosas, mientras que en las de los cronopios hay gran bulla y puertas que golpean. Los vecinos se quejan siempres de los cronopios, y los famas mueven la cabeza comprensivamente y van a ver si las etiquetas están todas en su sitio.

Conservación de los recuerdos

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