jueves, 9 de agosto de 2018

Que lejos estamos

...que lejos estamos,
de los recuerdos que existen y dejan de existir,
de las olas que al poco tiempo dejaron de ir y venir,
de lo que una vez fuimos y hemos dejado de ser,
que lejos están mis ojos que ya no te pueden ver.


que lejos estamos,
de las voces que un día fueron más que un eco fortuito,
de las lunas calladas y las estrellas que mueren sin rito,
del murmullo repleto de anhelos y de sueños mundanos,
que lejos están mis manos de tus manos...


que lejos estamos...
de encontrarnos parados en el mismo lugar donde nos quedamos,
de aquel pedazo de tiempo en la que ondeaban nuestras manos,
de lo que queda de tu imagen que voy sintiendo como pierdo,
que lejos están tu cuerpo y tu rostro de mi recuerdo...

que lejos estamos,
de las noches sin madrugada, de los días sin atardecer,
de vivir por vivir la vida sin frenesí, sin enloquecer,
de la calidez de nuestras almas que nos quitaban el frío,
que lejos está tu destino, aún más lejos esta el mio...

En aquél Macondo olvidado hasta por los pájaros, dónde el polvo y el calor se habían hecho tan tenaces que costaba trabajo respirar, recluidos por la soledad y el amor y por la soledad del amor en una casa dónde era casi imposible dormir por el estruendo de las hormigas coloradas, Aureliano y Amaranta Ursula eran los únicos seres felices, y los más felices sobre la tierra. "

Gabriel Garcia Marquez 
100 años de soledad





martes, 24 de abril de 2018

En el repaso

...en el repaso de mis melancolías, me he topado con algunos labios y con algunas tristezas, pensamientos que murieron en mi cabeza, sueños que no aprendieron a volar, en el repaso de mis mejores tiempos, el silencio sabía cantar y el vacío casi siempre estaba lleno, las noches parecían días y el corazón aprendía a dar sus primeros pasos, en el repaso de mis ayeres, el mundo estaba lleno de flores que se olvidaban de morir y las lunas llenas se despachaban completas, en el repaso de mis memorias, los recuerdos parecían presente y el futuro no era más que una mentira, en el repaso de mi historia, mis días se escribían sobre renglones torcidos con muchas faltas de ortografía, en el repaso de mi niñez, los abuelos se iban al cielo, los días no tenían fin y los papas no tenian forma de saberlo, en el repaso de cada momento podría casi jurar que para mi no ha pasado el tiempo...



“Así es el tiempo, el tiempo desnudo; viene lentamente a la existencia, se hace esperar y cuando llega uno siente asco porque cae en la cuenta de que hacía mucho que estaba allí.”

― Jean-Paul Sartre



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jueves, 15 de marzo de 2018

Fuga de tiempo

...vaga el silencio tras el último eco de la memoria, innumerables designios sucumben ante el paso de los recuerdos, voces incompletas, palabras nunca escritas, agudo es el tiempo a la hora de olvidar, espesa la ausencia a la hora de extrañar, luces fatuas que destellan en el alma, oscuridades banales que incitan al abismo, rastro de piel en el cuerpo, anatema de la esperanza, oprobio de los que creen, el dia desaparece, las noches se extinguen, las lunas llenas escasean cada vez más, las calles empedradas se han llenado de arena, a los puertos ya no llega nadie más, las veredas se han marchitado, los arroyos se han secado y el corazón aunque aun vive ya no late más, no hay lugar para nadie en esta aparente amnesia, en donde los suspiros surgen cuando se fugan de mi cabeza...




“Era lo último que iba quedando de un pasado cuyo aniquilamiento no se consumaba, porque seguía aniquilándose indefinidamente, consumiéndose dentro de sí mismo, acabándose a cada minuto, pero sin acabar de acabarse jamás”. 

Gabriel García Márquez 
Cien años de soledad

jueves, 8 de febrero de 2018

Continuidad del tiempo

...y resulta que el tiempo avanza, que los segundos han desbordado mi reloj, que los momentos comienzan a salir a flote, que los años se van quedando en el camino, que nos hacemos viejos, cada vez mas trocitos de nada, que en definitiva nos vamos extinguiendo, nos apagamos en el umbral de un futuro incierto, en la inmensidad de un universo cada vez mas lejano, pero en eso, en la eternidad de lo infinito, en la profundidad de este perenne, de este latido fortuito, te encontré, abrazando una nube, escondiéndote de las brisas temporales, de la perplejidad del paso de todo lo que pasa, ausente  del vaivén de las cosas, del aflujo de los estragos del tiempo, y entonces me vi regresando a ese puerto donde nuestras manos aun ondeaban el viento, revolviendo estrellas con cielo, lunas con mar, corazón con corazón y ahí, en ese pasado continuo no hemos dejado de ser, porque el tiempo aquí no es continuo, amenos que se trate de nuestra continuidad...


Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.



Instrucciones para dar cuerda al reloj

Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan.

¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.

Julio Cortazar
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