martes, 27 de abril de 2010

Ensayo acerca del hombre actual

...ahora que somos hombres o que decimos serlo, humanos de esta dimensión tan cotidiana, fieles esclavos de una verdad tan creada, morimos como hombres, nacemos como nuevos habitantes de esta realidad cansada de ser falsa, de esta nueva suposición de la vida, de los preceptos y valores a los que ahora rendimos culto, como actuales, como contemporáneos, hemos inventado nuevas razones para matar, la guerra ahora es más absurda que antes, aunque esta siempre lo ha sido, tácitamente podemos afirmar que las espadas eran más dignas para los hombres de antes, el dinero ahora posee un valor más grande y es cuando menos a valido en la historia de los que pensaron que era justo que hubiera pobres y ricos, y que pensar de los crueles que no pensaron en los muchos que se establecerían en el limbo de esta condición que llaman los sociólogos la clase media, nuevas realidades se han creado, con mayor rapidez que el descubrimiento de nuevas dimensiones en el universo, este universo que empieza a dudar de si mismo, para el cual nos hemos convertido en una enfermedad, que para el mismo no representa ni un pedazo de su muerte, pero que para nosotros es un suicidio colectivo, ya ni las bestias nos miran a los ojos, hasta los buitres han despreciado nuestra definición de muerte, morimos y matamos constantemente, morimos los que hemos empañado nuestros ojos de mentira, nos entregamos a aquellos Dioses, de los que tanto se nos ha advertido, ya hasta podemos pisar la luna que otras tribus ni pudiendo lo habrían hecho, pero no hemos sido capaces de matar el hambre, de acabar con esta peste que ya parece eterna para la vida de los contemporáneos de todos los tiempos, la razón se aleja lentamente de nosotros, muchos han tratado de huir con ella a las montañas, deberíamos regresar a las cavernas, a la oscuridad de nuestras entrañas, a la expiación de nosotros mismos, salir de las catacumbas de los rascacielos, apagar los retratos de esta actualidad tan cansada de las malas noticias, si existiera una estadística de cuando el hombre soñaba más me supongo por simple deducción lógica, que seriamos los que menos hemos soñado en la historia, y por consiguiente a los que menos sueños se nos han realizado, ¿Que es la vida ahora? movimiento constante perpetuo decían los mediocres físicos, he visto a diario moverse a la tierra y nunca ha llegado a ningún lado, porque aun no sabemos usar el pasado, si este fuera el mejor libro para aprender, la lección obligatoria en la escuela de la vida, tanto hemos errado en la interpretación de nosotros mismos, nos calentamos las manos en la hoguera de nuestra propia Biblioteca de Alejandría, asesinamos con la modernidad lo poco de dignos que nos queda, que época nos ha tocado para vivir, rica en la experiencia de que tal parece que eso del fin sigue siendo el mejor deseo para el hombre actual...


"Cuando Zaratustra llegó a la primera ciudad, situada al borde de los bosques, encontró reunida en el mercado una gran muchedumbre: pues estaba prometida la exhibición de un volatinero. Y Zaratustra habló así al pueblo:
Yo os enseño el superhombre. El hombre es algo que debe ser superado. ¿Qué habéis hecho para superarlo?
Todos los seres han creado hasta ahora algo por encima de sí mismos: ¿y queréis ser vosotros el reflujo de ese gran flujo y retroceder al animal más bien que superar al hombre?
¿Qué es el mono para el hombre? Una irrisión o una vergüenza dolorosa. Y justo eso es lo que el hombre debe ser para el superhombre: una irrisión o una vergüenza dolorosa.
Habéis recorrido el camino que lleva desde el gusano hasta el hombre, y muchas cosas en vosotros continúan siendo gusano. En otro tiempo fuisteis monos, y también ahora es el hombre más mono que cualquier mono.
Y el más sabio de vosotros es tan sólo un ser escindido, híbrido de planta y fantasma.
Pero ¿os mando yo que os convirtáis en fantasmas o en plantas?
¡Mirad, yo os enseño el superhombre!
El superhombre es el sentido de la tierra. Diga vuestra voluntad: ¡sea el superhombre el sentido de la tierra!
¡Yo os conjuro, hermanos míos, permaneced fieles a la tierra y no creáis a quienes os hablan de esperanzas sobreterrenales! Son envenenadores, lo sepan o no.
Son despreciadores de la vida, son moribundos y están, ellos también, envenenados, la tierra está cansada de ellos: ¡ojalá desaparezcan!
En otro tiempo el delito contra Dios era el máximo delito, pero Dios ha muerto y con Él han muerto también esos delincuentes. ¡Ahora lo más horrible es delinquir contra la tierra y apreciar las entrañas de lo inescrutable más que el sentido de la tierra!
En otro tiempo el alma miraba al cuerpo con desprecio: y ese desprecio era entonces lo más alto: - el alma quería el cuerpo flaco, feo, famélico. Así pensaba escabullirse del cuerpo y de la tierra.
Oh, también esa alma era flaca, fea y famélica: ¡y la crueldad era la voluptuosidad de esa alma!
Mas vosotros también, hermanos míos, decidme: ¿qué anuncia vuestro cuerpo de vuestra alma? ¿No es vuestra alma acaso pobreza y suciedad y un lamentable bienestar?
En verdad, una sucia corriente es el hombre. Es necesario ser un mar para poder recibir una sucia corriente sin volverse impuro.
Mirad, yo os enseño el superhombre: él es ese mar, en él puede sumergirse vuestro gran desprecio.
¿Cuál es la máxima vivencia que vosotros podéis tener? La hora del gran desprecio. La hora en que incluso vuestra felicidad se os convierta en náusea y eso mismo ocurra con vuestra razón y con vuestra virtud.
La hora en que digáis: «¡Qué importa mi felicidad! Es pobreza y suciedad y un lamentable bienestar. ¡Sin embargo, mi felicidad debería justificar incluso la existencia!»
La hora en que digáis: «¡Qué importa mi razón! ¿Ansía ella el saber lo mismo que el león su alimento? ¡Es pobreza y suciedad y un lamentable bienestar!»
La hora en que digáis: «¡Qué importa mi virtud! Todavía no me ha puesto furioso. ¡Qué cansado estoy de mi bien y de mi mal! ¡Todo esto es pobreza y suciedad y un lamentable bienestar!»
La hora en que digáis: «¡Qué importa mi justicia! No veo que yo sea un carbón ardiente.
¡Mas el justo es un carbón ardiente!» La hora en que digáis: «¡Qué importa mi compasión!
¿No es la compasión acaso la cruz en la que es clavado quien ama a los hombres?
Pero mi compasión no es una crucifixión.»
¿Habéis hablado ya así? ¿Habéis gritado ya así? ¡Ah, ojalá os hubiese yo oído ya gritar así!
¡No vuestro pecado - vuestra moderación es lo que clama al cielo, vuestra mezquindad hasta en vuestro pecado es lo que clama al cielo!.
¿Dónde está el rayo que os lama con su lengua? ¿Dónde la demencia que habría que inocularos?
Mirad, yo os enseño el superhombre: ¡él es ese rayo, él es esa demencia! -
Cuando Zaratustra hubo hablado así, uno del pueblo gritó: «Ya hemos oído hablar bastante del volatinero; ahora, ¡veámoslo también!» Y todo el pueblo se rió de Zaratustra."

Asi Habló Zaratuztra
Friedrich Nietzsche

1 comentarios:

Anónimo dijo...

pfffff..la musica de tu blog hermosa... de verdad fue inspirador leer tu ensayo.... muchas felicidades me encanto tu sintaxis..... :)

atte: Nadia...

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