sábado, 28 de enero de 2012

Si decir adios mata

...acaricio la silueta de este tiempo una vez mas, sin creer en cosas eternas, ni mentiras, ni verdad, sabiendo que lo que siento es un eco y nada mas, un augurio confirmado, un deja vu fotografiado, un revés sin un quizas, me tire al agujero para volver a empezar, pero el final de este cuento comenzaba a la mitad, no hay palabras que rescaten este verso, ni que salven los momentos de este adiós perverso, manco y sonriente, que no dice lo que siente, y que solo sabe esperar, esperar a que la noche tenga la ultima palabra, para que un nubarrón distraiga a la luna mientras te vas, sera preciso en ese instante creer que existe en el universo un lugar para guardar lo que se queda incompleto cuando uno trata de amar, quizás me sirva el fondo del mar para esconder algunas lagrimas, y el debajo de las sabanas para mi alma que por un tiempo no querrá caminar, pero al tiempo no le importa de que tamaño son los abrazos, mucho menos el sabor de los besos, quizás en un par de instantes solo queden los pedazos de un recuerdo moribundo que comienza a expirar, si decir adiós nos mata, hemos muerto varias veces ya...




" Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanando en su sillón favorito, de espaldas a la puerta de lo que hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi enseguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente resteñaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contras su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. "

Ceremonias
Julio Cortázar

domingo, 15 de enero de 2012

Un sin

... Una lluvia sin gotas, un amanecer sin sol, algunas estrellas rotas, un corazón bemol.

Un completo vacío, un sin fin que termino, una mañana sin rocío, un si y después un no.

Una calle abandonada, varias olas sin playa, una historia olvidada, una voz que nunca calla.

Una herida tatuada, un dolor como escusa, una vida cansada y un destino que acusa.

Un sueño con insomnio, una cama que no vuela, el amor y otro demonio, un cometa sin estela.

Una luna a media hasta, un silencio en el tendedero, un adiós que no basta, pienso luego espero.

Un cielo a ras del suelo, una luz que no brillara, una sonrisa disfrazada de duelo, y la noche sabe que acabara.




Este adiós, no maquilla un "hasta luego",

Este nunca, no esconde un "ojalá",

Estas cenizas, no juegan con fuego,

Este ciego, no mira para atrás.

Este notario firma lo que escribo,

Esta letra no la protestaré,

Ahórrate el acuse de recibo

Estas vísperas, son las de después

A este ruído, tan huérfano de padre

No voy a permitirle que taladre

Un corazón, podrido de latir

Este pez ya no muere por tu boca

Este loco se va con otra loca

Estos ojos no lloran mas por ti.



Esta sala de espera sin esperanza,
Estas pilas de un timbre que se secó
Este helado de fresa de la venganza
Esta empresa de mudanza
Con los muebles del amor
Esta campana mora en el campanario,
Esta mitad partida por la mitad,
Estos besos de Judas, este calvario,
Este look de presidiario,
Esta cura de humildad.
Este cambio de acera de tus caderas,
Estas ganas de nada menos de ti
Este arrabal sin grillos en primavera,
Ni espaldas con cremalleras,
Ni anillos de presumir.
Esta casita de muñecas de alterne
Este racimo de pétalos de sal
Este huracán sin ojos que lo gobierne
Este jueves, este viernes
Y el miércoles que vendrá
No abuses de mi inspiración,
No acuses a mi corazón
Tan maltrecho y ajado
Que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz
Se filtra la desolación
De saber que estos son
Los últimos versos que te escribo,
Para decir “condios” a los dos
Nos sobran los motivos.
Este nido de pájaro disecado
Este perro andaluz sin domesticar
Este trono de príncipe destronado
Esta espina de pescado
Esta ruina de Don Juan.
Esta lágrima de hombre de las cavernas,
Esta horma del zapato de Barba Azúl,
Qué poco rato dura la vida eterna
Por el túnel de tus piernas,
Entre Córdoba y Maipú.
Esta guitarra cínica y dolorida
Con su terco knock knocking´in heaven´s door,
Estos labios que saben a despedida
A vinagre en las heridas
A pañuelo de estación
Este ladrón aparcado en tu toga
La rueca de Penélope en Luna Park
Estos celos que sueñan que te desnudan
Esta caracola viuda
Sin la pianola del mar
No abuses de mi inspiración,
No acuses a mi corazón
Tan maltrecho y ajado
Que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz
Se filtra la desolación
De saber que estos son
Los últimos versos que te escribo,
Para decir “condios” a los dos
Nos sobran los motivos.

Nos sobran los motivos
Joaquin Sabina

domingo, 1 de enero de 2012

De nuevo y nuevo

De nuevo y nuevo te veo de nuevo casi invisible, traslúcida a mis ojos obtusa a mi alma de nuevo y nuevo ya no te veo aunque quiero verte ya no me muero, no me muero por verte, de nuevo y nuevo logre extraviarte un poco dentro tuviste suerte, otra vez volví a perderte, aveces la verdad también nos miente, de nuevo y nuevo logre entenderte, un adiós inerte, sueños que se persiguen a si mismos y todo es diferente, de nuevo y nuevo estas ausente, o quizás distante el frió no miente pero tampoco siente, de nuevo y nuevo se ha caído, lo que el amor había construido, no hay mas sentido para pensar que de nuevo y nuevo no habrá de nuevo...



“El hombre nunca puede saber que debe querer, porque vive solo una vida y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes ni de enmendarla en sus vidas posteriores. No existe posibilidad alguna de comprobar cual de las decisiones es la mejor, porque no existe comparación alguna. El hombre lo vive todo a la primera y sin preparación. Como si un actor representase su obra sin ningún tipo de ensayo. ¿Pero que valor puede tener la vida si el primer ensayo para vivir es ya, la vida misma? Por eso la vida parece un boceto. Pero ni un boceto es la palabra precisa, porque un boceto es siempre un borrador de algo, la preparación para un cuadro, mientras que el boceto que es nuestra vida es un boceto para nada, un borrador sin cuadro” y el peso de nuestras responsabilidades (...)
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La insoportable levedad del ser 
Milan Kundera
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