viernes, 29 de octubre de 2010

Prendo la noche

...apago el dia, prendo la noche, coloco las estrellas, acomodo la luna, guardo las luciernagas, le bajo el volumen a los grillos, me recuesto en el silencio, pinto la oscuridad, replego mis fuerzas, acaricio un sueño, y de pronto apareces, solo espero que un dìa te vuelvas realidad...


Para hacer funcionar a las estrellas es necesario apretar el botón azul.

Las rosas están insoportables en el florero.

¿Por qué me levanto a las tres de la mañana mientras todos duermen? ¿Mi corazón sonámbulo se pone a andar sobre las azoteas detectando los crímenes, investigando el amor?

Tengo todas las páginas para escribir, tengo el silencio, la soledad, el amoroso insomnio; pero sólo hay temblores subterráneos, hojas de angustia que aplasta una serpiente en sombra. No hay nada que decir: es el presagio, sólo el presagio de nuestro nacimiento.


martes, 26 de octubre de 2010

Dejame este segundo

...dejame este segundo, este instante sin ti que creí alguna vez perdido, dejame lo vivido, pero sin recuerdos, sin sabores, sin el color de las sombras, sin olor de tu ausencia, dejame sentir que ya no existes o por lo menos imaginarmelo, creer que este segundo es diferente, que ha pasado algo extraordinario, que estoy solo aquí agotando el olvido, no quiero mal gastar tu ausencia, dejame este segundo permiteme este instante bendito, este espacio vació, este momento lucido, dejame aqui varado a la orilla de los recuerdos, dejame en este mar que evoca este ultimo naufragio,  dejame a la suerte un viento confundido, a la luz de un lucero casi infinito, dejame con este segundo, aunque tengas que llevarte el tiempo, dejame abrazado a este adios interminable, debajo de esta luna a la que tengo mucho que contar...


Hoy es la víspera de siempre,
los días, eternamente
no me dejan definir.
Y siempre estoy como esperando
que cuando al fin pase algo
aún me quede por decir,
por sentir, por retener,
un pedazo siquiera de mí.


¡Qué tal, tú!
Hoy es la víspera de siempre. Da igual.
Hoy ha salido el sol por ese lugar
en que suele aparecer.
¡Qué tal, tú!
Es delicioso conocerte y me da igual
verme de pronto en un recodo y, total,
volver a desaparecer.


¡Ay, la vida! que se llena de instantes,
que se llena de gentes,
que se llena de igual.
¡Ay, la vida! con su víspera muda,
con su infancia desnuda,
con su ocaso fugaz.


Hoy es la víspera de siempre (1968)
Silvio Rodríguez

domingo, 24 de octubre de 2010

Brisas de un triste limbo

...como pasa el tiempo pasa la vida, como hay llegada hay despedida, momentos tristes y sin salida, lugar de estar, lugar de huida, pero hay momentos que no nos dejan, que son recuerdos que se asemejan  a las brazas que arden en las hogueras, como las que vomitan las quimeras, como las que arden en los infiernos, recuerdos que se clavan como espinas, en la carne de nuestras mentes, que no dejan de estar presentes, por haber quedado algún día pendientes, son finales que no llegaron, son historias que dejaron de escribirse, son caminos sin recorrerse, son destinos que se rompieron, son nostalgia de lo que pudo haber sido, un pedazo de nosotros mismos, estancado en la memoria de otros tiempos, son brisas de un triste limbo, son vientos de un paraíso perdido, luz de soles muy lejanos, oscuridad profunda de los rincones en donde hemos abandonado viejas pasiones...


Déjame que te diga algo, Mari. La tierra en la que estamos parece bastante sólida, pero si algo ocurre, puede hundirse bajo tus pies. Y una vez eso ocurre, ya está: las cosas no volverán a ser como antes. Todo lo que puedes hacer es seguir viviendo sola, allí en la oscuridad.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Solo pasa que es Otoño

...no me seque, solo pasa que es Otoño...


Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...


Plural ha sido la celeste
historia de mi corazón.
Era una dulce niña, en este
mundo de duelo y de aflicción.


Miraba como el alba pura;
sonreía como una flor.
Era su cabellera obscura
hecha de noche y de dolor.


Yo era tímido como un niño.
Ella, naturalmente, fue,
para mi amor hecho de armiño,
Herodías y Salomé...


Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...


Y más consoladora y más
halagadora y expresiva,
la otra fue más sensitiva
cual no pensé encontrar jamás.


Pues a su continua ternura
una pasión violenta unía.
En un peplo de gasa pura
una bacante se envolvía...


En sus brazos tomó mi ensueño
y lo arrulló como a un bebé...
Y te mató, triste y pequeño,
falto de luz, falto de fe...


Juventud, divino tesoro,
¡te fuiste para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...


Otra juzgó que era mi boca
el estuche de su pasión;
y que me roería, loca,
con sus dientes el corazón.


Poniendo en un amor de exceso
la mira de su voluntad,
mientras eran abrazo y beso
síntesis de la eternidad;


y de nuestra carne ligera
imaginar siempre un Edén,
sin pensar que la Primavera
y la carne acaban también...


Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer.


¡Y las demás! En tantos climas,
en tantas tierras siempre son,
si no pretextos de mis rimas
fantasmas de mi corazón.


En vano busqué a la princesa
que estaba triste de esperar.
La vida es dura. Amarga y pesa.
¡Ya no hay princesa que cantar!


Mas a pesar del tiempo terco,
mi sed de amor no tiene fin;
con el cabello gris, me acerco
a los rosales del jardín...


Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
¡Mas es mía el Alba de oro!


Canción de Otoño en Primavera
Rubén Darío

Instantaneamente eterno

...hoy me siento el pasajero de algún viento venidero,
sin saber de donde vengo mucho menos lo quiero,
un extraño vagabundo en los pliegues de mi mente,
que deambula por el tiempo escapando del presente.

hoy me siento el embustero de mis propias realidades,
sin saber como alerjame de las mismas casualidades,
un extraño navegante de los mares de mi alma,
que navega por la vida añorando un día de calma,

hoy me siento como enero atrapado en un otoño,
sin saber que lo que viene es comienzo y es retoño,
un extraño paradero en las causes del destino,
que define cada paso al andar por el camino,

hoy me siento en lo efimero; instantáneamente eterno,
sin saber si el maña llegara como un invierno,
un extraño sentimiento atrapado en mis adentros,
que palpita a paso lento añorando los reencuentros...



Sólo una cosa no hay. Es el olvido.
Dios, que salva el metal, salva la escoria
y cifra en su profética memoria
las lunas que serán y las que han sido.


Ya todo está. Los miles de reflejos
que entre los dos crepúsculos del día
tu rostro fue dejando en los espejos
y los que irá dejando todavía.



Y todo es una parte del diverso
cristal de esa memoria, el universo;
no tienen fin sus arduos corredores



y las puertas se cierran a tu paso;
sólo del otro lado del ocaso
verás los Arquetipos y Esplendores.

Everness
Jorge Luis Borges

viernes, 8 de octubre de 2010

El que escribe

...el que escribe sabe, que sus letras mojan si el corazón coincide con lo que las penas tocan,
el que escribe sabe, que sus palabras tocan si el alma vive lo que los ojos lloran,
el que escribe sabe que sus versos lloran si el amor reside en ilusiones que devoran,
el que escribe sabe que sus escritos devoran la conciencia del que  moja, toca, devora y llora...


“Lentamente se insinúa en nuestros países un clima más hospitalario para la literatura. Los círculos de lectores comienzan a crecer, las burguesías descubren que los libros importan, que los escritores son algo más que locos benignos, que ellos tienen una función que cumplir entre los hombres. Pero entonces, a medida que comience a hacerse justicia, el escritor latinoamericano, o más bien, a medida que comience a rectificarse la injusticia que ha pesado sobre él, una amenaza puede surgir, un peligro endiabladamente sutil.Las mismas sociedades que exilaron y rechazaron al escritor, pueden pensar ahora que conviene asimilarlo, integrarlo, conferirle una especie de estatuto oficial. Es preciso, por eso, recordar a nuestras sociedades lo que les espera. Advertirles que la literatura es fuego, que ella significa inconformismo y rebelión, que la razón del ser del escritor es la protesta, la contradicción y la crítica. Explicarles que no hay término medio: que la sociedad suprime para siempre esa facultad humana que es la creación artística y elimina de una vez por todas a ese perturbador social que es el escritor o admite la literatura en su seno y en ese caso no tiene más remedio que aceptar un perpetuo torrente de agresiones, de ironías, de sátiras, que irán de lo adjetivo a lo esencial, de lo pasajero a lo permanente, del vértice a la base de la pirámide social. Las cosas son así y no hay escapatoria: el escritor ha sido, es y seguirá siendo un descontento. Nadie que esté satisfecho es capaz de escribir, nadie que esté de acuerdo, reconciliado con la realidad, cometería el ambicioso desatino de inventar realidades verbales. La vocación literaria nace del desacuerdo de un hombre con el mundo, de la intuición de deficiencias, vacíos y escorias a su alrededor. La literatura es una forma de insurrección permanente y ella no admite las camisas de fuerza. Todas las tentativas destinadas a doblegar su naturaleza airada, díscola, fracasarán. La literatura puede morir pero no será nunca conformista.”


Mario Vargas Llosa. Fragmento del discurso al recibir
el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos el 4 de Agosto de 1967 en Caracas

miércoles, 6 de octubre de 2010

Nuestro océano

...nuestra alma es un océano profundo en el que navegan nuestros deseos y naufragan nuestros recuerdos...


¿Por qué me gustan las medusas? No lo sé. Las encuentro bonitas. Antes, mientras las miraba, he pensado una cosa. Escucha, lo que nosotros vemos es sólo una pequeña parte del mundo. Damos por hecho que esto es el mundo, pero no es del todo cierto. El verdadero mundo está en un lugar más oscuro, más profundo, y en su mayor parte lo ocupan criaturas como las medusas. Eso nosotros lo olvidamos. ¿No te parece? Dos terceras partes del planeta son océanos y lo que nosotros podemos ver con nuestros ojos no pasa de ser la superficie del mar, la piel. De lo que verdaderamente hay debajo no sabemos nada.
Crónica del pájaro que da cuerda al mundo
Haruki Murakami

Al final del tiempo

...un día escuche por ahí que en algún lugar del mundo alguien había encontrado un extraño reloj, este no parecía apuntar, horas ni minutos mucho menos segundos, en un ritmo desesperado, sus manecillas parecían buscar con ansias un punto exacto dentro de si mismo, hay quienes dicen que este reloj es capas de comerse el tiempo, desde aquel día los relojes me dan miedo...


Al despertar en el bosque en medio del frío y la oscuridad nocturnos había alargado la mano para tocar al niño que dormía a su lado. Noches más tenebrosas que las tinieblas y cada uno de los días más gris que el día anterior. Como el primer síntoma de un glaucoma frío empañando el mundo. Su mano subía y bajaba al compás de la preciada respiración. Retiró la lona de plástico y se puso de pie envuelto en aquellas prendas y mantas pestilentes y buscó algún atisbo de luz en el este pero no lo había. En el sueño del que acababa de despertar vagaba por una gruta y el niño lo llevaba de la mano. La luz de los dos bailaba en las húmedas paredes de roca caliza. Como peregrinos de fábula engullidos y extraviados en las entrañas de una bestia granítica. Húmeros de piedra donde el agua goteaba y cantaba. Tañendo sin tregua en el silencio los minutos de la tierra y sus horas y días y años. Hasta que se hallaban en una enorme estancia de piedra donde había un lago antiguo y negro. Y en la orilla opuesta un ser que levantaba su chorreante boca del gour y miraba hacia la luz con unos ojos tan blancos y ciegos como los huevos de araña. Balanceaba su cabeza a ras de agua como para captar el olor de aquello que no podía ver. Agazapado allí, pálido y desnudo y translúcido, sus huesos de alabastro grabados en sombra en las rocas que tenía detrás. Sus intestinos, su palpitante corazón. El cerebro que latía dentro de una empañada campana de cristal. La criatura movía la cabeza de lado a lado y luego soltaba un gemido grave y daba media vuelta y dando tumbos se alejaba silenciosamente hacia la noche.
Se levantó con la primera luz gris y dejó al chico durmiendo y caminó hasta la carretera y en cuclillas estudió la región que se extendía al sur. Árida, silenciosa, infame. Debía de ser el mes de octubre pero no estaba seguro. Hacía años que no usaba calendario. Irían hacia el sur. Aquí era imposible sobrevivir un invierno más.
Cuando hubo clareado lo suficiente observó el valle con los prismáticos. Todo palideciendo hasta sumirse en tinieblas. La suave ceniza barriendo el asfalto en remolinos dispersos. Examinó lo que podía ver. Segmentos de carretera entre los árboles muertos allá abajo. Buscando algo que tuviera color. Algún movimiento. Algún indicio de humo estático. Bajó los prismáticos y se quitó la mascarilla de algodón que cubría su cara y se frotó la nariz con el dorso de la muñeca y luego miró otra vez. Se quedó allí sentado con los gemelos en la mano, viendo cómo la cenicienta luz del día cuajaba sobre el terreno. Solo sabía que el niño era su garantía. Y dijo: Si él no es la palabra de Dios Dios no ha hablado nunca.
Cuando volvió el chico seguía durmiendo. Retiró la lona de plástico azul que lo cubría y
la dobló y la llevó al carrito de supermercado y la metió dentro y regresó con los platos y unos copos de avena en su bolsa de plástico y una botella de plástico de sirope. Extendió en el suelo la pequeña lona que les servía de mesa y colocó las cosas y se sacó la pistola del cinturón y la dejó sobre el mantel y luego se quedó mirando cómo dormía el chico. Se había quitado la mascarilla por la noche y estaba sepultada bajo las mantas. Observó al chico y miró entre los árboles hacia la carretera. Ese lugar no era seguro. Ahora que era de día podían verlos desde la carretera. El chico se movió. Luego abrió los ojos. Hola, papá, dijo.
Aquí estoy.
Ya lo sé.
Una hora después estaban en la carretera. Él empujaba el carrito y entre los dos cargaban las mochilas. En las mochilas había cosas básicas. Por si tenían que abandonar el carrito y echar a correr. Asegurado al asa del carrito había un retrovisor de motocicleta que él utilizaba para mirar la carretera a sus espaldas. Se subió un poco más la mochila y observó el campo devastado. La carretera estaba desierta. En el pequeño valle la serpiente todavía gris de un río. Inmóvil y precisa. A lo largo de la orilla unos carrizos secos. ¿Estás bien?, dijo. El chico asintió con la cabeza. Luego echaron a andar por el asfalto bajo una luz gris plomo, arrastrando los pies por la ceniza, cada cual el mundo entero para el otro.

Cormac McCarthy

Llorar

...la tristeza y la felicidad se unen,
en las entrañas de una lágrima,
cuando el alma y el corazón se hunden,
en los mares de tormenta y calma...


Corre la voz por Repins,
corre el rumor por Lorenzinis,
en Tattersalls, los hombres levantan los ojos de las páginas de cifras,
en la Bolsa los pizarreros olvidan sus manos manchadas de tiza
y del Club Griego salen hombres con pan en los bolsillos:
un tipo llora en Martin Place. No pueden pararlo.

El tráfico en Geroge Street se amontona media milla
y pierde el movimiento. La multitud habla con desazón
y cada vez acude más gente. Muchos corren por calles secundarias
que hasta hace poco eran céntricas y bulliciosas diciendo:
Allí abajo hay un tipo que llora. Nadie puede pararlo.

El hombre al que rodeamos, el hombre al que nadie se acerca
simplemente llora, y no lo esconde, llora
no como un niño, ni como el viento, sino como un hombre
y no clama, ni se golpea el pecho, ni siquiera
solloza muy fuerte, sin embargo, la dignidad de su llanto
nos mantiene a distancia de su espacio, del hueco que forma
a su alrededor en la luz del mediodía, en su pentagrama de dolor,
y por detrás los uniformes, entre la muchedumbre,
que antes trataron de detenerle
se quedan mirándole fijamente y sienten con asombro que sus mentes
suspiran por unas lágrimas como los niños por el arco iris.

Algunos dirán, en años venideros, que un halo
o energía lo envolvían. No es así.
Algunos dirán que se escandalizaron y que hubieran querido impedirlo,
pero no habrán estado allí. El de más fiera hombría,
el más inflexible receloso, el más agudo superficial de entre nosotros,

se estremece en silencio y arden en inesperados
pensamientos de paz. Algunos que se creían felices
vociferan en medio del gentío. Solamente los más pequeños
y las criaturas que observan desde el cielo acuden a él
y se sientan a sus pies, con perros y palomas polvorientas.

Ridículo, dice un hombre a mi lado, y se tapa
la boca con sus manos, como si fuera a vomitar,
y veo a una mujer, radiante, que alarga la mano
y tiembla al recibir el don del llanto;
y a todos cuantos la imitan también les es dado

y muchos lloran con absoluta aceptación, pero los más
rehúsan llorar por temor de aceptarlo,
pero el hombre del llanto, igual que la tierra, no pide nada,
el hombre que llora nos ignora y grita
con su rostro atormentado y su aspecto nada especial

no palabras sino pena, no mensajes sino dolor
duro como la tierra, tan absoluto y presente como el mar,
y cuando al fin cesa, simplemente camina entre nosotros
limpiándose la cara con la dignidad de un
hombre que ha llorado y ahora ha terminado.

Un arcoiris nada especial
Les Murray

martes, 5 de octubre de 2010

En algun cielo

...conocí a un ser humano, bueno eso me dijo que era,
venia de algún planeta extraño en alguna parte de otra galaxia,
el me preguntaba repetidamente si esto era el cielo,
en realidad no le entendí nada de lo que me decía,
me miro con algo parecido a unos ojos,
su tristeza era la misma que la de este lugar...


El desaliento interrumpe su curso.
La angustia interrumpe su curso.
El buitre interrumpe su vuelo.
La luz tenaz se derrama,
hasta los fantasmas se toman un trago.
Y nuestros cuadros se hacen visibles,
rojos animales de ateliés de la Edad del Hielo.
Todo comienza a dar vueltas.
Somos cientos los que andamos al sol.
Cada persona es una puerta entreabierta
que lleva a una habitación para todos.
La tierra infinita bajo nosotros.
El agua brilla entre los árboles.
La laguna es una ventana a la tierra.

El cielo a medio hacer
Tomas Tranströmer

¿Pregunta?

...¿Que te puedo decir del amor que no sepas? quizas nada, pero sabes si te puedo decir con tremenda alevosia que si yo se algo del amor lo se de ti, quizas esto me de una ventaja sobre ti, y esa ventaja eres tu...


Pregunté y me dijeron:
la rama cubierta de fuego es un pájaro,
y me dijeron que mi rostro era una ola
y el rostro del mundo espejos,
suspiros de marinero y faro.
Y vine.
Tinta era el mundo en mi camino
y cada estremecimiento una frase.
No sabía que entre nosotros
había un puente de hermandad,
de pasos de fuego y profecía.
No sabía que mi rostro
era un barco navegando en una chispa.

Espejo de una pregunta
Adonis (Ali Ahmad Said Esber)

domingo, 3 de octubre de 2010

Que va...

...que va de decir, de estar y pensar, si no sabemos amar, si entregamos nuestros sueños a cualquier momento pasajero, que hay de estar y de decir si disfrazamos la verdad, que va de la crueldad de hacer pedazos un corazón, y derrumbar el cielo de alguien, que va de sentir algo por fuera si por dentro nos estamos pudriendo, la gente cree ahora que con solo presentes se puede vivir, que sera del amor así, tal vez realmente no ha de existir, ¿sera que es un invento mas del ser humano?, o ¿que quizás se esta agotando el que dejo Dios para el mundo?, porque no pensar que basta solo un segundo, para acabar con la felicidad de alguien, ¿porque tanta hipocrática? se me saca el alma, se me acaba la poesía, porque dañar, porque matar, porque en el otro no podemos pensar, ¿habra quizás un Dios también para el egoísmo? porque tanto cinismo, donde esta la verdad, ¿para que sirven las promesas? ya no creo debo confesar, ni en ti, ni en mi, ni en nadie, ni en esto, ni en eso, ni en lo que fue, ni en lo que sera, ni en lo que pudo ser, este limbo me asfixia, esta lágrima me ahoga, este tiempo me implora que apague la luz de mis horas, que no vuelva a encender ilusiones, sin fe, sin esperanza, hoy quisiera borrar de mi la añoranza, mi mirada en tus ojos, mi fe sobre todo mi fe, mi fe en ti, mi fe en mi, en que quizás la vida podría ser realmente feliz, esto no es pesimismo, es mejor decir que fue solo un espejismo, un sueño que quizás no debimos soñar, los pasos se dan y pocos sabemos caminar para atrás, pero te he de dejar en algún pasado, no en el mejor si no en el mas olvidado, donde las memorias se llenan de polvo, donde no queda espacio para el retorno, en el algún hueco de mi alma te esconderé, no regreses por favor te lo pido...

Las cosas que mueren jamás resucitan,
las cosas que mueren no tornan jamás.
¡Se quiebran los vasos y el vidrio que queda
es polvo por siempre y por siempre será!


Cuando los capullos caen de la rama
dos veces seguidas no florecerán...
¡Las flores tronchadas por el viento impío
se agotan por siempre, por siempre jamás!


¡Los días que fueron, los días perdidos,
los días inertes ya no volverán!
¡Qué tristes las horas que se desgranaron
bajo el aletazo de la soledad!


¡Qué tristes las sombras, las sombras nefastas,
las sombras creadas por nuestra maldad!
¡Oh, las cosas idas, las cosas marchitas,
las cosas celestes que así se nos van!


¡Corazón... silencia!... ¡Cúbrete de llagas!...
?de llagas infectas? ¡cúbrete de mal!...
¡Que todo el que llegue se muera al tocarte,
corazón maldito que inquietas mi afán!


¡Adiós para siempre mis dulzuras todas!
¡Adiós mi alegría llena de bondad!
¡Oh, las cosas muertas, las cosas marchitas,
las cosas celestes que no vuelven más! ...

¡Adios!
Alfonsina Storni

viernes, 1 de octubre de 2010

El amor que no es amor

...el amor que no es amor, tiene quizás muchos colores, pero nunca tendrá el sabor, que dan los verdaderos amores, pasa caminando como un rayo pasajero, que parece inofensivo, pero es un embustero, que se vuelve agresivo, el amor que no es amor es un buen mentiroso, que por creerse enamorado, se disfraza de cielo hermoso, pero despues se vuelve nublado, el amor que no es amor es el que vemos todos los días, en corazones de cartón, y en las historias fingidas, que terminan en canción, el amor que no es amor puede causar muchos daños, si no se trata con cuidado, dolerá por muchos años, aunque este nunca haya sido amor...


Había una vez una chica
que venía de la mar.
Y había tan sólo un sitio
donde ella quisiera estar.


Con un tal "Walker" (no sé como traducirlo)
que tocaba en una banda.
Por él se iría a la tierra
y dejaría el océano.


Porque él y sólo él
le había quitado la calma.
Y por eso ella quería
robarle a Walker el alma.


Pero jamás en la vida
hubo entre ellos conexión.
Ella iba a la deriva
por el mundo solitaria.


Ella intentó aparecérsele
feliz, luego triste y trágica;
trató el sexo y el horóscopo
y hasta una pócima mágica.


Mas nada podía juntarlos
excepto -quizá, no sé-
algo que anclara sus almas...
Y tuvieron un bebé.


Para el parto utilizaron
grúa, cincel y barrena;
el cordón umbilical
era una gruesa cadena.


Era feo y tenebroso,
duro como un cigüeñal.
No tenía piel rosada
sino vil y gris metal.


El bebé, que suponían
los iba a juntar muy juntos,
en realidad los envolvió
en una nube de lluvia.


Aprovechando una gira,
se marchó Walker
y a partir de ese momento
se quedó a vivir en tierra.


Con su niño, un ancla gris
ella sola se quedó.
ël se volvió tan pesado
que con el tiempo la hundió.


Mientras se hundía hasta el fondo
sin sus sueños realizar,
eran ella sola y su hijo...
y los peces de la mar.

Chico Ancla
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