viernes, 24 de agosto de 2012

Prohibido pepenar

...a la altura de tus pies quisiera no tenerme, a la deriva de tus brazos nunca quise estar, pero para este oprobio se necesitan mas neblinas, mas mascaras hechas por gente sin manos, agujas alérgicas al pajar, dos de una y una a la mitad, mentiras después de la tormenta, vapores de un amor residual, perfectos que andan mal, ventanas ciegas enfermas de sol, gotas de lluvia saltando de mar en mar, un hueco donde estuvo un corazón, puertas que cierran por fuera, letreros de aquí no estoy, un cenicero para tirar mis letras, un basurero para volverlas a encontrar, varios mendigos para poder platicar, de lo que en este momento acabo de olvidar, prohibido pepenar...




Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy.
El río anuda al mar su lamento obstinado.

Abandonado como los muelles en el alba.
Es la hora de partir, oh abandonado!

Sobre mi corazón llueven frías corolas.
Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!

En ti se acumularon las guerras y los vuelos.
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.

Todo te lo tragaste, como la lejanía.
Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio!

Era la alegre hora del asalto y el beso.
La hora del estupor que ardía como un faro.

Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego,
turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!

En la infancia de niebla mi alma alada y herida.
Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!

Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.
Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!

Hice retroceder la muralla de sombra,
anduve más allá del deseo y del acto.

Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí,
a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.

Como un vaso albergaste la infinita ternura,
y el infinito olvido te trizó como a un vaso.

Era la negra, negra soledad de las islas,
y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.

Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.
Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.

Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme
en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!

Mi deseo de ti fue el más terrible y corto,
el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.

Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,
aún los racimos arden picoteados de pájaros.

Oh la boca mordida, oh los besados miembros,
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.

Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo
en que nos anudamos y nos desesperamos.

Y la ternura, leve como el agua y la harina.
Y la palabra apenas comenzada en los labios.

Ese fue mi destino y en él viajó mi anhelo,
y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!

Oh, sentina de escombros, en ti todo caía,
qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron!

De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste.
De pie como un marino en la proa de un barco.

Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes.
Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.

Pálido buzo ciego, desventurado hondero,
descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!

Es la hora de partir, la dura y fría hora
que la noche sujeta a todo horario.

El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.
Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.

Abandonado como los muelles en el alba.
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.

Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.

Es la hora de partir. Oh abandonado!

La cancion desesperada
Pablo Neruda

jueves, 23 de agosto de 2012

Acedia

...se apaga la luz, se enciende la oscuridad, pensamientos obtusos avanzan hacia mi, no hay nadie aquí dentro de mi, el sueño se espanta, la noche cambia de lugar, me atrapa el vació, la soledad, los ojos se hastían del día a día, la mirada esta llena de realidad, el aburrimiento perpetuo que es racionado segundo a segundo, sin ganas de horas, relojes que aun no aprenden a llorar, apatía total de lo diverso, túnel convexo a la acedia, quizás otro día y sera igual, lucido, perplejo, de reflejos lascivos inherentes al presente, lleno de sustantivos que anhelan el adjetivo, traficantes de lo superfluo, que vale mas que el destino, triste camino sin semblante, avergonzado quizás, hablar de mas y después callar, la noche se apaga pero el cielo no deja de llorar...




"Para los hombres y también para las naciones, su mayor problema es la independencia. ¿Es posible solucionarlo? Lo que poseo parece ser mío, pero siempre soy poseído por aquello que poseo. La única propiedad verdadera debería ser el Yo, más, pensándolo bien, ¿dónde se encuentra aquel residuo absoluto, aislado, que no depende de nadie?
Ausentes o presentes , otros participan en nuestra vida interior y externa. No hay salvación. Incluso en la soledad más perfecta me siento, con espanto, átomo de un monte, célula de una colina, gota de un mar. En mi espíritu y en mi carne se encuentra la herencia de los muertos; mi pensamiento es deudor de los difuntos y de los vivientes; aún en contra de mi voluntad, mi conducta está guiada por seres a quienes no conozco o que desprecio.
Todos mis conocimientos los he aprendido de otros. Cualquier objeto que adquiera es obra de otros, y ¿qué importa que las haya pagado? Sin el operario, sin el artesano, sin el artista, estaría tan o más desnudo que Calibán o que Robinsón. Estoy obligado a hablar en una lengua no inventada por mí; y, sin que los note, me son impuestos los gustos, los sentimientos y los prejuicios de aquellos que han llegado antes.
Si, pedazo por pedazo, desarmo el Yo, siempre encontraré trozos y fragmentos que vienen del exterior, a cada uno de los cuales podría colocarle una etiqueta de su origen. Esto es de mi madre, esto de Emerson, de Rousseau o de Stirner. Pudiera apartar a los hombres de mi presencia, pero aún así una buena parte de ellos seguiría viviendo, invisible, en mi soledad."

viernes, 3 de agosto de 2012

Pasado y anochecer

Sublime, conjunción efímera entre lo que soy y lo que solía ser, pretérito en escasez, motivos para irse y regresar, dos pasos al frente y uno atrás, solemnidad detrás de la felicidad, absolución del delito de ser, monograma poliglota, insolación de palabras, abrupta calma atravesando mi cerebro, el hoy es mas débil que el mañana, sonrisas eclipsadas, asunción de mi alma, benevolencia perpetua, un instante sabe a mas, cadena de sis que debieron ser no, decepción, discernir, objeto y deseo materia para destruir, uno mas uno infinito, respiro y camino sin sinónimo, sin creer sin ser, contexto sin aristas, frío fatuo, corazón sacro, de la luz un silencio, de la mirada una neblina, en tu piel una luna, en tu boca la miel amarga del cielo, en tu rostro un velo, en tu pecho la amalgama improperia de la llegada y el adiós, tiempo sin ver pasado y anochecer...



" Cierto que esos actos decisivos de su vida no fueron idealmente hermosos. Fueron la resultante de un joven y noble impulso forcejeando entre las condiciones de un estado social imperfecto, en el que los grandes sentimientos a menudo toman el aspecto de un error y la fe excesiva el aspecto de una ilusión. Pues no existe criatura cuyo ser interior sea tan fuerte que no esté determinado en gran parte por lo que encuentra en el exterior. Una nueva Teresa es muy posible que no tuviera la oportunidad de reformar la vida conventual, no más de lo que una nueva Antígona dedicaría su piedad heroica a desafiarlo todo por el entierro de su hermano: el medio en que sus ardientes proezas tomaron forma ha desaparecido para siempre. Pero nosotros, gentes insignificantes, con nuestras palabras y actos cotidianos, preparamos las vidas de muchas Dorotheas, algunas de las cuales pueden realizar un sacrificio mucho más triste que el de la Dorothea cuya historia conocemos.
Su espíritu aún poseía aspectos hermosos, aunque no fueran ampliamente visibles. Su íntegra naturaleza, al igual que ese río que Ciro logró domeñar, se pierde en canales que no poseen ningún nombre importante sobre la tierra. Pero la influencia que ella ejerció sobre quienes la rodeaban tuvo una difusión incalculable: pues el aumento de la bondad en el mundo depende en parte de hechos ahistóricos; y que las cosas no nos vayan tan mal a ti y a mí como podrían habernos ido se debe en parte a las personas que llevaron una vida estrictamente oculta, y yacen en tumbas que nadie visita.

George Eliot
Middlemarch (fragmento)
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