viernes, 14 de agosto de 2015

Frente al espejo

...así por ejemplo, un día te ves en el espejo, y descubres detrás de ti un camino, y cuando menos te lo esperas te encuentras caminando en el, y vas descubriendo lo que solías ser, y este pensamiento se convierte en un ligero desencanto, y te sientas tal vez en una piedra a llorar, y entonces pasa por ahí un recuerdo y se compadece de ti, y llora también contigo y ya secos se van ambos caminando tomados de la mano, rumbo a otros tiempos, a la vista de otros recuerdos que susurran entre ellos añoranzas y nostalgias, y te encuentras con cada cosa que ni siquiera sabias que habías perdido, amores con bastón, pasiones en pañales, sueños perezosos,  ideas ya fundidas, palabras mudas, sonrisas contagiosos, espasmos, alegrías y demás y el blanco y negro se vuelve de colores, y sonríes cuando descubres que no todo fue malo y que no todo fue bueno, y entonces sigues caminando hasta que te encuentras con esa extraña persona que te observa detenidamente frente a un espejo...



"Nuestro mundo está limitado por una pared en la que hay millones de minúsculas aberturas. Ninguna de estas abertura lleva más lejos, o muy poco más lejos solamente, una distancia ínfima, hacia el interior de la pared, pero en ningún caso más allá de nuestro mundo. Hay una, sin embargo, una sola entre esas innumerables aberturas, cuyo diámetro tal vez sea de una millonésima de milímetro, que conduce más allá, y no solamente más allá, sino a través de la pared, abriéndose sobre otro mundo, que se amplifica sobre el nuestro y que acaso llega a desembocar sobre el universo."

Ludwig Hohl

viernes, 7 de agosto de 2015

El hombre gris

...afirmaba en ese sentido que el tiempo tenia color, sobre todo el tiempo asociado a los recuerdos y afirmaba que cada persona tenia su propia escala cromática de recuerdos, que había recuerdos tan grises como una tarde de esas de domingo en vísperas de tormenta, o tan lucidas como esas mañanas de primavera en donde la vida sala a jugar con el tiempo, como los otoños sepias y los inviernos blancos o azules según la geografía, pero él había sido gris toda su vida, un gris que arrastraba con él todo el tiempo, un gris que podía diluir al amor con los sentimientos, un gris que reflejaba melancolía a través de sus ojos, un gris que como quienes irradian luz, era contagioso, un gris tan prudente para una noche frente una chimenea, pero no tan bueno para una noche de fiesta, un gris a punto de lagrimas, un gris al borde del silencio, ellas, las que le conocieron, le recordaban como una nube nostálgica, como una fracción de su vida con sabor a gris, con una tenue ternura de irrelevancia y trascendencia, con fascinación y nostalgia, rememoraban con una expresión de tristeza y recuerdo el paso de aquel hombre por sus vidas, sin saber que el hombre gris, el hombre opaco que recordaban, se encontraba gravemente enfermo de color...


“Cuando la sombra del marco de la ventana se proyectó sobre las cortinas, eran entre las siete y las ocho en punto y entonces me volví a encontrar a compás, escuchando el reloj. Era el del Abuelo y cuando Padre me lo dio dijo, Quentin te entrego el mausoleo de toda esperanza y deseo; casi resulta intolerablemente apropiado que lo utilices para alcanzar el reducto absurdum de toda experiencia humana adaptándolo a tus necesidades del mismo modo que se adaptó a las suyas o a las de su padre. Te lo entrego no para que recuerdes el tiempo, sino para que de vez en cuando lo olvides durante un instante y no agotes tus fuerzas intentando someterlo. Porque nunca se gana una batalla dijo. Ni siquiera se libran. El campo de batalla solamente revela al hombre su propia estupidez y desesperación, y la victoria es una ilusión de filósofos e imbéciles.”
William Faulkner, “El ruido y la furia”

miércoles, 5 de agosto de 2015

De olvidos y destierros

...de tiempos y de nadas están llenas tus miradas, tus fuentes que elocuentes ya no brotan en mi pecho, es un hecho que estas letras ya no suenan en tus lares, mas aveces me detengo a pensar por un momento, y repaso el obituario de tus lunas y mis mares, me estaciono en un silencio aveces húmedo, aveces seco, en un violento y siniestro recuerdo, de placeres y reflejos, pero el pasado no tiene memoria, ni sueña con regresar, aquellas noches ya han pasado, los caminos seguirán sus rumbos y los otoños pasaran, al igual que las estrellas, y en este perfecto mundo de olvidos y destierros, aveces llega un segundo impregnado de tu recuerdo que me pone entre dicho que tal vez ya no te quiero...


"Llega un momento en que es necesario
abandonar las ropas usadas que ya tienen la forma de nuestro cuerpo
y olvidar los caminos que nos llevan siempre a los mismos lugares.
Es el momento de la travesía. Y, si no osamos emprenderla,
nos habremos quedado para siempre al margen de nosotros mismos"
Fernando Pessoa


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