miércoles, 2 de diciembre de 2015

Efectos retardados

...y en el silencio nació la memoria y tus luces fueron apagándose poco a poco, y la rutina retomo su ruta, y mis pasos aprendieron de nuevo a andar y los suspiros fueron desvaneciéndose en la nada y fui perdiendo también cada caricia, cada beso, tus miradas dejaron de ser eco en mi alma, y tus palabras ya no causaban estragos en mi ser, fui borrándote de mi mente, inconscientemente deje de verte en todos lados, deje todas mis puertas abiertas, para que escaparas, y jamas dude de tu partida, y hoy eres menos que recuerdo, mas sin embargo sucede que a veces, regresas un poco, te paseas frente a mi con aura de presente, y me llevas a aquellos lugares que dejaron de ser nuestros, pero afortunadamente he aprendido a regresar a donde ya no estas...



Como quien viaja a lomos de una yegua sombría,
por la ciudad camino, no preguntéis adónde.
Busco acaso un encuentro que me ilumine el día,
y no hallo más que puertas que niegan lo que esconden.
Las chimeneas vierten su vómito de humo
a un cielo cada vez más lejano y más alto.
Por las paredes ocres se desparrama el zumo
de una fruta de sangre crecida en el asfalto.

Ya el campo estará verde, debe ser Primavera,
cruza por mi mirada un tren interminable,
el barrio donde habito no es ninguna pradera,
desolado paisaje de antenas y de cables.
Vivo en el númeor siete, calle Melancolía.
Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría.
Pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía
y en la escalera me siento a silbar mi melodía.

Como quien viaja a bordo de un barco enloquecido,
que viene de la noche y va a ninguna parte,
así mis pies descienden la cuesta del olvido,
fatigados de tanto andar sin encontrarte.
Luego, de vuelta a casa, enciendo un cigarrillo,
ordeno mis papeles, resuelvo un crucigrama;
me enfado con las sombras que pueblan los pasillos
y me abrazo a la ausencia que dejas en mi cama.

Trepo por tu recuerdo como una enredadera
que no encuentra ventanas donde agarrarse, soy
esa absurda epidemia que sufren las aceras,
si quieres encontrarme, ya sabes dónde estoy.
Vivo en el númeor siete, calle Melancolía.
Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría.
Pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía
y en la escalera me siento a silbar mi melodía.

Calle melancolía
Joaquin Sabina

jueves, 15 de octubre de 2015

Cuentos cortos (Anhelos)

Sueños ruidosos
...en un pueblo fantasma en donde no hay ni fantasmas, un pequeño silencio sueña con bandas sonoras y tráficos de ciudad...

Un buen político
...en alguna isla del mundo gobernó un político con tal benevolencia, que sus ciudadanos; las palmeras aun  lo recuerdan con cierta nostalgia...

Armagedón
...mientras el mundo contemplaba atónito la estrella mas grande que hasta ese día se había visto en el cielo alguien de pronto apago la luz...

El hombre mas rico
...existió una persona tan rica en la historia que la misma historia ya no se acuerda de el...

Tarde a la cita
...la muerte por fin había llegado ha aquella cama solitaria del hospital San Juan...

Sequía
...era un pueblo tan seco, tan seco, que cuando la gente moría se convertía en agua...

Tarde muy tarde
...en el año 2099 un científico y poeta, descubrió que para volar no se requerían alas...


" Mientras fumaban, Theo observaba a su hermano, y toda su infancia en el Brabante vino a su memoria. Para él, Vincent siempre había sido la persona más importante en el mundo. Aún más importante que su madre y su padre. Él le había hecho su infancia feliz, agradable. Se había olvidado de ello durante ese último año en París, pero nunca más lo olvidaría. La vida sin Vincent le parecía incompleta. Sentía como si el formase parte de su hermano y que su hermano formase parte de él. Juntos, siempre habían comprendido el mundo, habían encontrado la razón de ser de la vida, dándole su justo valor. Sólo, le parecía que no valía la pena trabajar ni triunfar. Necesitaba de Vincent para hacer su vida completa, y Vincent le necesitaba a él, pues en realidad no era más que una criatura. Debía sacarlo de este inmundo agujero y hacerle comprender que había estado perdiendo el tiempo.
—Vincent —le dijo— dentro de uno o dos días, cuando hayas recuperado tus fuerzas, te llevaré a casa, a Etten.
Antes de contestar, Vincent echó varias bocanadas de humo en silencio. No sabía cómo explicarse, pero sin embargo tendría que hacer comprender a su hermano muchas cosas.
—¿Para qué volvería yo a casa? —Dijo por fin—. Allí me consideran como a un ser imposible... Creo que lo más razonable es quedarme alejado de ellos, como si no existiese. Soy un hombre arrebatado, capaz de actuar bajo el primer impulso en lugar de esperar pacientemente. ¿Querrá eso decir que soy un hombre peligroso, incapaz de hacer nada en la vida? Yo no lo creo. Pero es necesario conseguir que mis impulsos sean buenos. Por ejemplo, tengo una pasión irresistible por los cuadros y los libros, y necesito instruirme continuamente, lo necesito tanto como el pan que como. Creo que tú comprenderás eso.
—Sí, lo comprendo. Pero leer libros y admirar dibujos a tu edad es solo una diversión, y no tiene nada que ver con el objeto principal de la vida de un hombre. Hace casi cinco años que has estado de un lado para otro, sin trabajar, sin hacer otra cosa que dañarte a ti mismo.
—Es cierto que la mayoría de ese tiempo no he sabido ganarme el pan; es cierto que he perdido la confianza de muchos, y que mi futuro se presenta sombrío. Pero eso, ¿es necesariamente haberme dañado a mí mismo? Debo continuar en el camino que he tomado, Theo. Si no estudio, si no continúo buscando... ¡estoy perdido! "

Anhelo de vivir
Irving Stone

viernes, 9 de octubre de 2015

Vivir al fin

... a tiempo salgo del desencanto, del ir y venir de trenes y desdenes, entre bullicio y susurro me escapo del oprobio, del sin embargo, de la indecisión, absorto en el hastió del desasosiego, huyo, ante la mirada atónita de una humanidad llena de lagrimas y cicatrices, me derramo en cada lagrima, me estremezco en cada llanto y lloro también, hasta quedarme seco, árido de pensamientos, mudo de palabras, me escapo, del deber ser, del querer tener, de la materia, de la carne, de la imagen, de la esclavitud heredada, me libero, de los sueños ajenos, del sistema, de la mentira, de la fe, y me dedico a vivir al fin, porque vale la pena, porque ya estoy aquí, porque no hay mejor cosa para hacer mientras uno esta vivo que vivir, pero vivir de verdad, vivir de brisas, de lunas, de sonrisas, de mar, de libertad, de amor, vivir hasta morir y morir de tanta vida,  pero vivir al fin...  



Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me dió dos luceros que, cuando los abro,
perfecto distingo lo negro del blanco,
y en el alto cielo su fondo estrellado,
y en las multitudes el hombre que yo amo.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me ha dado el oído, que en todo su ancho
graba noche y día; grillos y canarios.
martillos, turbinas, chubascos
y la voz tan tierna de mi enamorado.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me ha dado el sonido y ell abecedario,
con el las palabras que pienso y declaro:
madre, amigo, hermano y luz, alumbrando
la ruta del alma del que estoy amando.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me ha dado la marcha de mis pies cansados;
con ellos anduve ciudades y charcos,
playas y desiertos, montañas y llanos,
y la casa tuya, tu calle y tu patio.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me dió el corazón, que agita su marco
cuando miro el fruto del cerebro humano,
cuando miro el bueno tan lejos del malo,
cuando miro el fondo de tus ojos claros.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me ha dado la risa y me ha dado ell llanto;
así yo distingo dicha de quebranto,
los dos materiales que forman mi canto
y el canto de ustedes, que es el mismo canto,
y el canto de todos, que es mi propio canto-

Gracias a la vida...

Gracias a la vida
Violeta Parra

viernes, 18 de septiembre de 2015

Nos ahogamos

...nos ahogamos, entre mares de desesperanza, entre humanidad sin humanos, nos morimos, de hambre, de horror, de tristeza, nos ahogamos, en aguas turbias, nos morimos de rechazo, de violencia, de indiferencia, de estupor, caemos, perdidos en lo común de las tragedias, nos ignoramos desde nuestras islas, nos repudiamos desde nuestra indiferencia, no nos importamos, calamidad, holocausto, guerra, muerte, sinónimos del desamor y nos odiamos, en la balanza del egoísmo nos ignoramos, ya no escuchamos, así nos griten con cara de angustia, de miedo, de hambre, de tristeza, de agonía, ya no vemos, ya no sentimos, la hipocresía se nos escurre, la vergüenza nos adorna, ya no lloramos, le dimos mas valor a lo que no vale, y ahora vale mas lo que no duele, que la vida nos ampare, o los Dioses, o las almas, que en el mar mueren, hasta los que no saben de mares, que alguien nos salve por favor, porque a ellos no hemos podido salvarles....



Como voy a olvidarme,
Si el olvido es mi memoria,
De que debo olvidarme,
Están hablando en broma.

Como voy a olvidarme,
Solo olvidan los bobos,
Que reescriben la historia,
Para borrarlo todo.

Como voy a olvidarme,
¿Dónde pongo las sombras?
Solo quiero saber
¿Dónde están los que sobran?

Como voy a olvidarme,
De todo aquí y ahora,
Lo diga quien lo diga,
O el padre santo de Roma.

Como voy a olvidarme,
De todas las derrotas,
De tantas humillados,
De las familias rotas.

Como voy a olvidarme,
De sueños imposibles,
De tantos invisibles
Y de tantas victorias.

Como voy a olvidarme,
Si tengo el disco duro,
Rebosando hasta el borde,
Que alguien venga y lo borre.

Como voy a olvidarme,
Ya se que les estorba,
Que se habrán las cunetas,
Que se miren las fosas.

Y que se haga justicia,
Sobre todas las cosas,
Que los mal enterrados,
Ni mueren ni reposan.

Como voy a olvidarme,
De esa turba furiosa,
De esos años de plomo,
Y curas con pistola.

Como voy a olvidarme,
De todas las derrotas,
De tantas humillados,
De las familias rotas.

Como voy a olvidarme,
De sueños imposibles,
De tantos invisibles
Y de tantas victorias.

Como voy a olvidarme,
De todas las derrotas,
De tantas humillados,
De las familias rotas.

Como voy a olvidarme,
De sueños imposibles,
De tantos invisibles
Y de tantas victorias.

Como voy a olvidarme,
De los años vividos,
No se acaba el camino,
Y aun estamos vivos.

Como voy a olvidarme
Victor Manuel

martes, 8 de septiembre de 2015

Soledad y adios

...en los vestigios de una soledad abrumadora, observo como pasan frente a mi las cenizas de muchos sueños, los reflejos de una vida ya casi agotada, mis raíces cansadas de caminar, mis días de nómada que se anclaron en una silla sin alas, las olas dejaron de llegar a mis playas y las lunas agonizaron poco a poco en mi ventana, hasta que decidí cerrarla por siempre, la soledad se volvió densa, difícil de respirar, los fantasmas del pasado uno a uno me dijeron adiós, y algunos ingratos ni siquiera se despidieron, el gris fue tiñendo mis días, la tristeza se apodero de mi alma y me hizo un trozo de carne lúgubre y silencioso, una soledad para morirse, una soledad para declararse muerto en vida, una soledad para decir adiós, pero luego de pronto entre esas cenizas que tocan mis ruinas, apareces tú, vestida de luz, arropada entre sonrisas y esperanzas y me ves con esos ojos de cielo infinito, y vuelves a espantar la muerte con esa brisa de ternura, con ese amor que dejaste impregnado en mi tiempo, con esas caricias que retocan de tonos cálidos mi piel y mis cicatrices, y entonces aquí espero otro día mas, esperando quizás la muerte o ¿porque no? una mas de esas veces en que vienes a visitarme para recordarme que aun sigo vivo...



La ausencia paulatina de tu interés por mí,
la falta progresiva de tus "buenos días",
la elección egoísta de tu lejanía,
fueron los que determinaron que no hiciera falta viajar a Macondo;
bastaba besar tus labios para sentir...
cien años de soledad.


Cien años de soledad
Gabriel Garcia Marquez

viernes, 14 de agosto de 2015

Frente al espejo

...así por ejemplo, un día te ves en el espejo, y descubres detrás de ti un camino, y cuando menos te lo esperas te encuentras caminando en el, y vas descubriendo lo que solías ser, y este pensamiento se convierte en un ligero desencanto, y te sientas tal vez en una piedra a llorar, y entonces pasa por ahí un recuerdo y se compadece de ti, y llora también contigo y ya secos se van ambos caminando tomados de la mano, rumbo a otros tiempos, a la vista de otros recuerdos que susurran entre ellos añoranzas y nostalgias, y te encuentras con cada cosa que ni siquiera sabias que habías perdido, amores con bastón, pasiones en pañales, sueños perezosos,  ideas ya fundidas, palabras mudas, sonrisas contagiosos, espasmos, alegrías y demás y el blanco y negro se vuelve de colores, y sonríes cuando descubres que no todo fue malo y que no todo fue bueno, y entonces sigues caminando hasta que te encuentras con esa extraña persona que te observa detenidamente frente a un espejo...



"Nuestro mundo está limitado por una pared en la que hay millones de minúsculas aberturas. Ninguna de estas abertura lleva más lejos, o muy poco más lejos solamente, una distancia ínfima, hacia el interior de la pared, pero en ningún caso más allá de nuestro mundo. Hay una, sin embargo, una sola entre esas innumerables aberturas, cuyo diámetro tal vez sea de una millonésima de milímetro, que conduce más allá, y no solamente más allá, sino a través de la pared, abriéndose sobre otro mundo, que se amplifica sobre el nuestro y que acaso llega a desembocar sobre el universo."

Ludwig Hohl

viernes, 7 de agosto de 2015

El hombre gris

...afirmaba en ese sentido que el tiempo tenia color, sobre todo el tiempo asociado a los recuerdos y afirmaba que cada persona tenia su propia escala cromática de recuerdos, que había recuerdos tan grises como una tarde de esas de domingo en vísperas de tormenta, o tan lucidas como esas mañanas de primavera en donde la vida sala a jugar con el tiempo, como los otoños sepias y los inviernos blancos o azules según la geografía, pero él había sido gris toda su vida, un gris que arrastraba con él todo el tiempo, un gris que podía diluir al amor con los sentimientos, un gris que reflejaba melancolía a través de sus ojos, un gris que como quienes irradian luz, era contagioso, un gris tan prudente para una noche frente una chimenea, pero no tan bueno para una noche de fiesta, un gris a punto de lagrimas, un gris al borde del silencio, ellas, las que le conocieron, le recordaban como una nube nostálgica, como una fracción de su vida con sabor a gris, con una tenue ternura de irrelevancia y trascendencia, con fascinación y nostalgia, rememoraban con una expresión de tristeza y recuerdo el paso de aquel hombre por sus vidas, sin saber que el hombre gris, el hombre opaco que recordaban, se encontraba gravemente enfermo de color...


“Cuando la sombra del marco de la ventana se proyectó sobre las cortinas, eran entre las siete y las ocho en punto y entonces me volví a encontrar a compás, escuchando el reloj. Era el del Abuelo y cuando Padre me lo dio dijo, Quentin te entrego el mausoleo de toda esperanza y deseo; casi resulta intolerablemente apropiado que lo utilices para alcanzar el reducto absurdum de toda experiencia humana adaptándolo a tus necesidades del mismo modo que se adaptó a las suyas o a las de su padre. Te lo entrego no para que recuerdes el tiempo, sino para que de vez en cuando lo olvides durante un instante y no agotes tus fuerzas intentando someterlo. Porque nunca se gana una batalla dijo. Ni siquiera se libran. El campo de batalla solamente revela al hombre su propia estupidez y desesperación, y la victoria es una ilusión de filósofos e imbéciles.”
William Faulkner, “El ruido y la furia”

miércoles, 5 de agosto de 2015

De olvidos y destierros

...de tiempos y de nadas están llenas tus miradas, tus fuentes que elocuentes ya no brotan en mi pecho, es un hecho que estas letras ya no suenan en tus lares, mas aveces me detengo a pensar por un momento, y repaso el obituario de tus lunas y mis mares, me estaciono en un silencio aveces húmedo, aveces seco, en un violento y siniestro recuerdo, de placeres y reflejos, pero el pasado no tiene memoria, ni sueña con regresar, aquellas noches ya han pasado, los caminos seguirán sus rumbos y los otoños pasaran, al igual que las estrellas, y en este perfecto mundo de olvidos y destierros, aveces llega un segundo impregnado de tu recuerdo que me pone entre dicho que tal vez ya no te quiero...


"Llega un momento en que es necesario
abandonar las ropas usadas que ya tienen la forma de nuestro cuerpo
y olvidar los caminos que nos llevan siempre a los mismos lugares.
Es el momento de la travesía. Y, si no osamos emprenderla,
nos habremos quedado para siempre al margen de nosotros mismos"
Fernando Pessoa


sábado, 18 de julio de 2015

Un mal cafe

...no se trata de ellos, ni de ti, ni del dulce sabor de la avaricia, ni del egoísmo, ni de la soberbia, estos no caben aquí, esto es derecho, esto es duro, esto es directo, no se trata de mi, ni de las huellas detrás de mi, ni de mis memorias, mucho menos de mis ayeres, no se trata de usted, ni de su andar por esta vida sin bandera, ni del ton, ni del son, ni del sin oriente, ni de la ausencia de buenas lunas, no se trata del silencio, ni de un augurio estacionado en esta época de incertidumbres, de derrumbes y menesteres, ni del hoy sin ganas de mañana, ni del mañana cabizbajo en el atisbo del desasosiego, ni del gradiente desfiguro de estos tiempos que han aprendido a pintar malas auroras, no se trata de llanto, ni de tristeza, ni de la ausencia de sonrisas, ni de la escasez de sueños, ni de la mala cosecha de delirios, no se trata del reclamo, ni de mas gotas en el vaso del hartazgo, es mas ni de la lluvia, se trata mas bien de un mal café esta mañana...



No seas uno de ellos.
No lo hagas.
A no ser que salga de tu alma
como un cohete,
a no ser que quedarte quieto
pudiera llevarte a la locura,
al suicidio o al asesinato,
no lo hagas.
A no ser que el sol dentro de ti
esté quemando tus tripas,
no lo hagas.
Cuando sea verdaderamente el momento,
y si has sido elegido,
sucederá por sí solo y
seguirá sucediendo hasta que mueras
o hasta que muera en ti.
No hay otro camino.
Y nunca lo hubo

Charles Bukowski

miércoles, 15 de julio de 2015

Una realidad hecha sueño (Relatos del Reloj Cangrejo)

...pasaba la noche en aquel lugar que parecía estar lejos de todo, del tiempo, de la vida, de aquellas noches en que lentamente caminaba hacia la muerte en un delirio solitario y contundente, pero hasta el ultimo segundo de cualquier minuto es tiempo, y su tiempo se prolongo hacia una eternidad tan efímera como onírica, en un mundo donde los sueños eran mas reales que la mismísima realidad, y la realidad pasaba a ser un sueño muchas veces imposible, pero aquella noche en aquel lugar de varias lunas era diferente, transcurría por su mirada los reflejos multi color que iban de un lugar a otro en aquel cielo inquieto que dejaba ver de mas aquel universo aun tan extraño para Livier, pero de pronto volvió a pasar ella por su mente, como una brisa cálida e incipiente le cubría por completo su cuerpo, su alma y su kala, le invadía de tal forma que su rostro inocente volvía a ser en sus ojos, y su esencia sutil de rosa en su nariz, y aquellos labios de anís tenue volvían a recrearse en sus labio con un ferviente afán de delirio, contundente en su piel y en la de su corazón, su realidad se volvía sueño en aquella noche en el que el fin de todos los tiempos se avecinaba, saco el reloj cangrejo de su bolsillo y de pronto se encontraba frente a ella... 



“Debi haberla juzgado por sus actos y no por sus palabras. Me perfumaba y me iluminaba. ¡No debi haber huido jamás! Debi haber adivinado su ternura, detras de sus pobres astucias. ¡Las flores son tan contradictorias! Pero yo era demasiado joven para saber amarla.”
— El Principito

martes, 16 de junio de 2015

Hay ausencias

...desde el destierro del alma, lugar de tiempo perdido, a la luz de un recuerdo tan fútil como el olvido, desde la misma memoria, que ya no cuenta tu historia, y que ahora mengua en mi cama , desde la raíz de mis nadas, donde habitan aun tus horas, tus silencios, tus miradas, desde el baúl de recuerdos, casi vació, en paz obligada, desde este aquí que tiene cara de allá, te envió este sueño moribundo pero ademas te aviso, que ya no me quedan muchos, la mayoría han muerto o se han ido, pero esta noche valía la pena intentarlo, viaja solo sin abrigo hasta tu ventana solo para contarte que hay ausencias que no se reparan...



Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.

Ausencia
Jorge Luis Borges

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