viernes, 16 de noviembre de 2012

No es la ultima vez

..te escribo en pretérito bajo la luz de un recuerdo, con palabras sin filo, con miradas sin dar, me regreso al pasado sin tener que viajar, me consumo en silencio sin poder llorar, apaciguo las lunas cansadas de brillar, ¿a donde van las palabras que no aprendieron a hablar? deja-bu compartido con problemas de azar,  estar solo no es casualidad, la lluvia se seca en los jardines del mar, los inviernos se apagan en las flores de azahar, pero las palabras se quedan aunque ya no están,  te escribo esta carta carente de afán, arrojada al viento de los que vienen y van, en la armonía silente del desasosiego,  ingrávido, insípido, indistinto, de corazón ciego, como árbol que murió sin miedo, que cayo sin ruido en el bosque donde habitan los pétalos sordomudos y donde el cielo no tiene a que quedarse, no es la ultima vez que me despido...





¿adónde van las palabras que no se quedaron?
¿adónde van las miradas que un día partieron?
¿acaso flotan eternas, como prisioneras de un ventarrón?
¿o se acurrucan, entre las rendijas, buscando calor?
¿acaso ruedan sobre los cristales, cual gotas de lluvia que quieren pasar?
¿acaso nunca vuelven a ser algo?
¿acaso se van?
¿y a dónde van?
¿adónde van?
¿en qué estarán convertidos mis viejos zapatos?
¿a dónde fueron a dar tantas hojas de un árbol?
¿por dónde están las angustias, que desde tus ojos saltaron por mí?
¿adónde fueron mis palabras sucias de sangre de abril?
¿adónde van ahora mismo estos cuerpos, que no puedo nunca dejar de alumbrar?
¿acaso nunca vuelven a ser algo?
¿acaso se van?
¿y a dónde van?
¿adónde van?
¿adónde va lo común, lo de todos los días?
¿el descalzarse en la puerta, la mano amiga?
¿adónde va la sorpresa, casi cotidiana del atardecer?
¿adónde va el mantel de la mesa, el café de ayer?
¿adónde van los pequeños terribles encantos que tiene el hogar?
¿acaso nunca vuelven a ser algo?
¿acaso se van?
¿y a dónde van?
¿adónde van?

¿A donde van?
Silvio Rodriguez

jueves, 8 de noviembre de 2012

Banal

...en realidad si tomamos la vida como una sucesión constante de hechos irrelevantes que en suma tratan de adquirir cierta coherencia con lo que esta fuera de lo que no somos, también es cierto que dentro podemos encontrar un sin fin de caminos que parecen llevarnos hasta nosotros mismos pero que en realidad en su mayoría son veredas perdidas que no llevan a ningún lugar, sumergidas en el pasado de las cosas que comenzaron a existir cuando tuvieron nombre, he ahí que no estamos, ni en la mente ni en la carne, mas sabemos que existimos por el simple desconocimiento de la inexistencia, en esta razón plena podemos encontrar la afirmación inequívoca de que estamos hechos de la nada con un poco de todo, simples versiones mal acomodadas de la materia que ha encontrado en el universo cierto destino en la banalidad del acto de respirar, cuando el muerto supo lo que era la vida este ya estaba muerto...





" Cierto que esos actos decisivos de su vida no fueron idealmente hermosos. Fueron la resultante de un joven y noble impulso forcejeando entre las condiciones de un estado social imperfecto, en el que los grandes sentimientos a menudo toman el aspecto de un error y la fe excesiva el aspecto de una ilusión. Pues no existe criatura cuyo ser interior sea tan fuerte que no esté determinado en gran parte por lo que encuentra en el exterior. Una nueva Teresa es muy posible que no tuviera la oportunidad de reformar la vida conventual, no más de lo que una nueva Antígona dedicaría su piedad heroica a desafiarlo todo por el entierro de su hermano: el medio en que sus ardientes proezas tomaron forma ha desaparecido para siempre. Pero nosotros, gentes insignificantes, con nuestras palabras y actos cotidianos, preparamos las vidas de muchas Dorotheas, algunas de las cuales pueden realizar un sacrificio mucho más triste que el de la Dorothea cuya historia conocemos.
Su espíritu aún poseía aspectos hermosos, aunque no fueran ampliamente visibles. Su íntegra naturaleza, al igual que ese río que Ciro logró domeñar, se pierde en canales que no poseen ningún nombre importante sobre la tierra. Pero la influencia que ella ejerció sobre quienes la rodeaban tuvo una difusión incalculable: pues el aumento de la bondad en el mundo depende en parte de hechos ahistóricos; y que las cosas no nos vayan tan mal a ti y a mí como podrían habernos ido se debe en parte a las personas que llevaron una vida estrictamente oculta, y yacen en tumbas que nadie visita.

George Eliot
Middlemarch (fragmento)
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