miércoles, 9 de mayo de 2012

Cenizas de un sueño

...cenizas de un sueño, esquirlas de Abril, ayer un deseo vehemente sutil pero hoy un recuerdo volátil febril, la noche se apaga, suspira por ti, en la almohada convergen pensamientos sin fin, el tiempo transcurre sin percatarse de si, eternidad pasajera, vigilia pueril, conciencia somera entre pasos de alfil, la verdad no es certera en los susurros del alma, pasa todo antes del alba incluso la calma,  la penumbra se extingue, la noche vuelve a dormir, los sueños se esconden en la niebla, la realidad comienza a surgir, no hay mas lugar en la tiniebla, la luz renace en las ventanas, el universo vuelve a tener ganas, y las campanas volverán a doblar por ti...



¡Yo lo que tengo, amigo, es un profundo
deseo de dormir!... ¿Sabes?: el sueño
es un estado de divinidad.
El que duerme es un dios... Yo lo que tengo,
amigo, es gran deseo de dormir.


El sueño es en la vida el solo mundo
nuestro, pues la vigilia nos sumerge
en la ilusión común, en el océano
de la llamada «Realidad». Despiertos
vemos todos lo mismo:
vemos la tierra, el agua, el aire, el fuego,
las criaturas efímeras... Dormidos
cada uno está en su mundo,
en su exclusivo mundo:
hermético, cerrado a ajenos ojos,
a ajenas almas; cada mente hila
su propio ensueño (o su verdad: ¡quién sabe!)


Ni el ser más adorado
puede entrar con nosotros por la puerta
de nuestro sueño. Ni la esposa misma
que comparte tu lecho
y te oye dialogar con los fantasmas
que surcan por tu espíritu
mientras duermes, podría,
aun cuando lo ansiara,
traspasar los umbrales de ese mundo,
de tu mundo mirífico de sombras.


¡Oh, bienaventurados los que duermen!
Para ellos se extingue cada noche,
con todo su dolor el universo
que diariamente crea nuestro espíritu.
Al apagar su luz se apaga el cosmos.


El castigo mayor es la vigilia:
el insomnio es destierro
del mejor paraíso...


Nadie, ni el más feliz, restar querría
horas al sueño para ser dichoso.
Ni la mujer amada
vale lo que un dormir manso y sereno
en los brazos de Aquel que nos sugiere
santas inspiraciones. ..
«El día es de los hombres; mas la noche,
de los dioses», decían los antiguos.


No turbes, pues, mi paz con tus discursos,
amigo: mucho sabes;
pero mi sueño sabe más... ¡Aléjate!
No quiero gloria ni heredad ninguna:
yo lo que tengo, amigo, es un profundo
deseo de dormir...


Dormir
Amado Nervo

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