miércoles, 13 de enero de 2010

Los perros de mi vida

...no sé a dónde fueron, ni siquiera me imagino si existirá un cielo de perros, lo que si se es que se te pegan al hueso, te dan sus lamidos, sus miradas ingenuas, su fidelidad, sus ladridos, su amor sabor a perro, y un día se van y te dejan un hueco en el espacio reservado para amistades misceláneas, cumplen su función en la tierra después de haber correteado carteros, mordisqueado tus zapatos, o haberte dejado regalitos por toda la casa, te enseñan que la amistad es el mejor invento de Dios después del amor, a donde quiera que hayan ido, quiero decirles que se les extraña...
"Pero le da la impresión de que la pareja humana está hecha de tal manera que su amor es a priori de peor clase de la que puede ser (al menos en su caso, que es el mejor) el amor entre una persona y un perro, esa extravagancia en la historia del hombre, probablemente no planeada por el Creador.)
Es un amor desinteresado: Teresa no quiere nada de Karenin. Ni siquiera le pide amor. Jamás se ha planteado los interrogantes que torturan a las parejas humanas: ¿me ama?, ¿ha amado a alguien más que a mí?, ¿me ama más de lo que yo le amo a él? Es posible que todas estas preguntas que inquieren acerca del amor, que lo miden, lo analizan, lo investigan, lo interrogan, también lo destruyan antes de que pueda germinar. Es posible que no seamos capaces de amar precisamente porque deseamos ser amados, porque queremos que el otro nos dé algo (amor), en lugar de aproximarnos a él sin exigencias y querer sólo su mera presencia."


1 comentarios:

Luces dijo...

pocholo siempre vivira en nuestros corazones.....

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