lunes, 8 de marzo de 2010

Amores asesinos

...he visto amores asesinos,
caminando por callejones oscuros,
amores fugaces y repentinos,
amores que son tan duros ,

he visto noches sin luna,
y lunas que penan en las ventanas,
olas que mueren sin espuma,
y muertes que escapan de las mañanas,

he visto estrellas cansadas,
y cielos convalecer,
por las ganas extraviadas,
y los sueños que no han de ser

he visto llorar al tiempo,
por tiempos que no han de volver,
hojas que navegan por el viento,
y ojos que dejan de ver,

he visto noches silentes,
destinos que no se han de cumplir,
futuros que dejan de ser presentes,
y vidas sin ganas de vivir,


ya no alcanzan los funerales,
de tanto amor asesino,
que aun pareciendo triviales,
se entierran en el destino...


Quiero, a la sombra de un ala,
contar este cuento en flor:
la niña de Guatemala,
la que se murió de amor.

Eran de lirios los ramos;
y las orlas de reseda
y de jazmín; la enterramos
en una caja de seda...

Ella dio al desmemoriado
una almohadilla de olor;
él volvió, volvió casado;
ella se murió de amor.

Iban cargándola en andas
obispos y embajadores;
detrás iba el pueblo en tandas,
todo cargado de flores...

Ella, por volverlo a ver,
salió a verlo al mirador;
él volvió con su mujer,
ella se murió de amor.

Como de bronce candente,
al beso de despedida,
era su frente -¡la frente
que más he amado en mi vida!...

Se entró de tarde en el río,
la sacó muerta el doctor;
dicen que murió de frío,
yo sé que murió de amor.

Allí, en la bóveda helada,
la pusieron en dos bancos:
besé su mano afilada,
besé sus zapatos blancos.

Callado, al oscurecer,
me llamó el enterrador;
nunca más he vuelto a ver
a la que murió de amor.

La niña de Guatemala
José Marti

0 comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts with Thumbnails