miércoles, 18 de agosto de 2010

No creo en un Dios

...no puedo creer en un Dios que sea como el que pintan, 
ni en el amor de conceptos sin que estos en realidad existan,
los que piensan que el amor cabe en las paginas de un libro,
no toman en cuenta que en Dios hay mas que un sustantivo.

no creo que este esperando que mi voz su nombre repita,
si con su silencio el hace nuestra existencia bendita,
no puedo creer en un cielo que este mas allá del universo,
ni en un tiempo tan eterno como para perpetuar  un beso.

mucho menos creo tampoco que Él cuida de nuestras vidas,
pues esto haría que estas se volvieran tan aburridas,
tal vez nos escucha como a un padre que a su hijo pone atención,
pero que no cambia nuestro rumbo para no caer en contradicción

pero sobre todo no creo en un Dios que ya no crea en el amor
por tantas cosas que pasan en el mundo que causan mucho dolor,
pues también nos hizo libres para cumplir con la misión,
de llegar a ser por nosotros mismos parte de su creación...



Amiga mía, ¿tú preguntas
quién ordena que arda el
habla del inválido?

Vamos a soltar las palabras
como un jardín, cuál ámbar y monda:
con distracción y generosamente,
apenas, apenas, apenas.

No hay que mencionar
porqué con tanta ceremonia
la rubia y el limón
han salpicado las hojas.

Ni a quién lloró en las púas
y por las varas se metió
en las notas, hacia el estante
a través de las persianas.

Ni a quien manchó con serbas
la alfombra, tras la puerta,
y al lado, palpitantes,
las letras en cursiva.

¿Preguntas quién ordena
que agosto sea largo,
para quién nada es pequeño,
y quién da el acabado
a las hojas del arce
y desde los días del Eclesiastés
no ha abandonado su puesto
labrando el alabastro?

¿Preguntas quién ordena
que los labios de los asteres y lirios
de septiembre sufran?
¿Que la hojita del sauce,
de las cariátides canosas
haya volado
a la humedad de las losas
de otoñales hospitales?

¿Preguntas quién lo ordena?:
El Dios Omnipotente del amor,
el de los Yagáilov y las Yadvigas.*

No sé si habrá sido resuelto
el enigma de la nada de ultratumba,
pero la vida es minuciosa
como el silencio otoñal.

Epílogo

Boris Pasternak

1 comentarios:

Paloma dijo...

¿ Acaso se preguntan las olas de donde vienen y a donde van ? Creo en el fluir de la vida.
Creo en el derecho a equivocarnos y en la fuerza para superarnos. Creo que yo soy constructora y diseñadora y por lo tanto responsable de mi vida.

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