jueves, 11 de diciembre de 2008

La fe no es ciega, la fe te ciega

...ayer por la noche llegue a una conclusión, casi toda mi vida de alguna u otra manera he estado dentro de algo en el que no empecé creyendo pero conforme fui viviéndolo encontré cosas que me daban la sensación de cercanía a Dios, me adentre en un entorno que me resultaba muy atractivo porque aparte me dotaba de otras cosas que como ser humano necesitamos, escuche de todo, y trate siempre de apegarme a todo lo que se me decía, personalmente estoy seguro de que viví al máximo mi fe en esos tiempos, escuche muchas voces hablando de lo que creíamos, porque creiamos, y en su momento mi alma aceptaba lo que escuchaba, pocas veces mi alma quizo ver mas allá, mi fe era ciega, y había muchas cosas dentro de mi fe que decían que era lo correcto "bien aventurado el que cree en dios sin haber visto", frase muy fuerte para mi ahora en estos tiempos, por supuesto que sigo creyendo en Dios como negar todo lo que me ha dado, y por supuesto no me refiero a cosas materiales si no a experiencias que realmente no fueron parte de ese comportamiento que les hablo, si no que fueron momentos llenos de Dios en lo que los medios ya no importaban, ahora me resulta difícil creer en que los medios sean necesarios para llegar a Dios, ultimamente me he cuestionado tanto si los medios son necesarios, no acudiré a las premisas a las que usualmente recurrían las personas que compartian otra fe distinta a la mía, ni caeré en silogismos con personas que abusando de su preparación doctrinal, acabaran haciendome hecho trisas debido a mi falta de conocimientos y me dejarían con la boca cerrada pero insatisfecho porque todo lo que me decían seguían siendo al fin palabras bonitas producto de alguna otra persona con buena dialéctica, o basado en las mismas fuentes de personas de pasados mas lejanos, no voy a atacar nunca a lo que alguna vez creí y preferiré cerrar la boca, pero simplemente les digo ya no creo, y contrario a lo que pareciera lo digo con toda humildad excluyendo cualquier tipo de soberbia, no es por falta de explicaciones, no es porque me quiero permitir lo que se me prohibía, no es por liberarme de algo, es simplemente porque quiero ser sincero conmigo mismo y con Dios que me ha dado tanto en la vida, ahora tengo un reto mayor porque intentare explotar mas la bondad que Dios imprimió en nosotros, y siempre intentare ser mejor persona, siempre tratare de tener fuerzas para ayudar a alguien y para dejarme ser ayudado, no tengo miedo a equivocarme en mi decisión porque el Dios en el que creo no es para nada un viejo gruñón que sea capas de molestarse por nuestros actos humanos, para mi es Dios que quiere que nosotros encontremos el sentido de nuestras vidas por nuestra cuenta y utilizando los dones que nos ha regalado, este Dios es el mismo que nos creo a todos juntos y no separados, como ahora estamos, en lo personal los actos de fe, me han quitado tiempo para realizar actos de bondad, el camino hacia Dios incluye una evolución en nosotros mismos, y hoy creo que estoy dando otro paso en el camino hacia el, independientemente de lo que creamos no olvidemos que el amor es el punto máximo de cualquier creencia y si este no existe entonces esta creencia si tiene porque ser cuestionada, disculpen me a los que puedo llegar a ofender con mis palabras, yo respeto la fe de todos, y creo el la pluralidad de la vida, algún día sabremos si lo que hicimos en la vida fue lo correcto...

Los numerosos y trágicos conflictos que atenazan a la humanidad, tal vez causados también por malentendidas cuestiones religiosas, han hecho que profundos fosos de odio y de violencia surgieran entre pueblos y pueblos. En algunas ocasiones, esto se ha producido entre grupos y fracciones de una misma nación. De hecho, a veces asistimos con doloroso sentido de impotencia, al reflorecer de conflictos que creíamos definitivamente superados y se tiene la impresión que algunos pueblos viven atrapados en una espiral de imparable violencia, que continuará a cosechar víctimas y víctimas, sin una concreta perspectiva de solución. Y los auspicios de paz, que se elevan de todas las partes del mundo, resultan ineficaces: el compromiso necesario para encaminar la concordia deseada no logra afianzarse.

Frente a este inquietante escenario, los cristianos no pueden permanecer indiferentes. Es por ello que en el Año jubilar, apenas concluido, me he hecho eco de la petición de perdón de la Iglesia a Dios por los pecados de sus hijos. Somos conscientes que, por desgracia, las culpas de los cristianos han ofuscado el rostro inmaculado, pero confiando en el amor misericordioso de Dios que no tiene en cuenta el mal al ver el arrepentimiento, sabemos también que podemos continuamente retomar el camino llenos de esperanza. El amor de Dios encuentra su más alta expresión justo cuando el hombre, pecador e ingrato, es readmitido a la plena comunión con Él. Bajo esta óptica, la "purificación de la memoria" es ante todo una renovada confesión de la misericordia divina, una confesión que la Iglesia, en sus diferentes niveles, está llamada constantemente a hacer propia con renovada convicción.


Karol Józef Wojtyła

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