miércoles, 16 de marzo de 2011

Visperas de primavera y el sol que no quiere nacer

...teme el mundo, teme la tierra hoy hay de todo, catástrofe y guerra, como si suficiente no fuera, con el suplicio que poco a poco no entierra, la vida es pasajera, los tiempos no son infinitos, los relojes se apagan, las estrellas se mueren, los cielos se llenan, nuestras ideas se nos revelan, los regímenes se acaban, los gobiernos perecen, los dictadores matan, hasta que el pueblo lo merece, huele a pólvora, la sangre circula por las calles, y las flores aun florecen, el viento camina por la ladera, la tierra se estremece, la luna nos marea, el mar se enfurece, las ciudades se desmoronan, la muerte reina, el llanto aflora, los venenos se evaporan, el miedo crece, la nieve cae sobre las cenizas, de un sol naciente que no quiere nacer ni en oriente ni a mitad de este...



Podemos suponer que en la vida onírica, la materia y la vida, tal como se conocen tales cosas en la tierra, no resultan necesariamente constantes, y que el tiempo y el espacio no existen tal como lo entienden nuestros cuerpos de vigilia. A veces creo que esta vida menos material es nuestra existencia real, y que nuestra vana estancia sobre el globo terráqueo resulta en sí misma un fenómeno secundario o meramente virtual.

Más allá del muro del sueño
H. P. Lovercraft


“ Es necesario llevar en sí mismo un caos para poner en el mundo una estrella danzante”

F. Nietzsche

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