lunes, 9 de febrero de 2009

Amor sin demonios

...busco amor sin demonios, sin cupido, sin corazones, sin Valentin, sin falsas pretensiones, busco un amor que hable por si solo sin mencionarse a si mismo, busco un amor sin reclamos ni falsas ilusiones, busco amor que no se haya escrito en canciones, busco amor sin la palabra amor, busco amor sin dolor sin complicaciones, busca amor sin heroísmo, ni alucinaciones, es mas sin romanticismo, busco amor que se ame a si mismo, busco amor sin hermetismo, busco amor emocionante, que no necesite de noches fugaces, que sea capas de no usar blindajes, busco amor sin corajes, que sueñe a tiempo despierto pero que sepa vivir la vida, que siempre encuentre una salida, para no jugar con la despedida, busco amor de cimientos, en donde pueda sostener mi alma, tan pesada como la de un viejo, busco amor sin complejo, que hable de todo pero que conozca el silencio, busco amor sin comercio, sin catorce de febrero, sin necesidad de creerlo, sin la forma del corazón superfluo, sin los regalos que aveces detesto, busco amor honesto, que para amar no tenga pretexto, que sepa escapar del contexto, busco amor real, amor de otros tiempos, amor tangible, es mas busco amor imposible...

En la selva amazónica, la primera mujer y el primer hombre se miraron con curiosidad. Era raro lo que tenían entre las piernas. -¿Te han cortado? – preguntó el hombre. - No – dijo ella – Siempre he sido así. - El la examinó de cerca. Se rascó la cabeza. Allí había una llaga abierta. Dijo: - No comas yuca, ni plátanos, ni ninguna fruta que se raje al madurar. Yo te curaré. Échate en la hamaca y descansa. Ella obedeció. Con paciencia tragó los menjunjes de hierbas y se dejó aplicar las pomadas y los ungüentos. Tenía que apretar los dientes para no reírse, cuando él le decía: - No te preocupes. El juego le gustaba, aunque ya empezaba a cansarse de vivir en ayunas y tendida en una hamaca. La memoria de las frutas le hacía agua la boca. Una tarde, el hombre llegó corriendo a través de la floresta. Daba saltos y gritaba: lo encontré!! ¡Lo encontré!!Acababa de ver al mono curando a la mona en la copa de un árbol. Es así – dijo el hombre, aproximándose a la mujer. Cuando terminó el largo abrazo, un aroma espeso, de flores y frutas, invadió el aire. De los cuerpos, que yacían juntos, se desprendían vapores y fulgores jamás vistos, y era tanta su hermosura que se morían de vergüenza los soles y los dioses.

“Memoria del Fuego/Los nacimientos”

Eduardo Galeano

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