lunes, 12 de mayo de 2025

Optimismo

 ...Un rayito de luz se coló por mi ventana,

brincó, saltó entre mis sábanas,
pasó por mis ojos, secó mis párpados,
me mostró un camino de esos que no tienen abrojos.
Me contó que la vida tiene más colores que el blanco y el gris,
me mostró que mi alma es incluso un tapiz.
Y de pronto, mis jardines volvieron a ser verdes,
y de repente, volvió a llover en mi corazón.

Pero no era una lluvia triste,
era una lluvia mansa,
de esas que despiertan las semillas dormidas,
que limpian el aire y lo llenan de danza.
El rayito jugaba entre gotas temblorosas,
tejiendo en mi pecho un rincón de rosas.
Me dijo que aún hay soles esperando ser vistos,
que incluso en las noches más largas
el alma puede encender sus propios faros.
Entonces abrí las cortinas del miedo,
dejé entrar la brisa,
y con ella,
una certeza tibia:
estoy vivo,
y donde hay vida,
puede florecer la esperanza...



No te rindas – Mario Benedetti

No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras,
enterrar tus miedos,
liberar el lastre,
retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros
y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda
y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños.

Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
porque cada día es un comienzo nuevo,
porque esta es la hora y el mejor momento,
porque no estás solo,
porque yo te quiero.


lunes, 5 de mayo de 2025

Te dejo

....te dejo el eco de mi nombre cuando ya no te diga nada,

las palabras que no dije, por orgullo o por temor,
las que dije mal, por no saber despedirme bien.
Te dejo la ternura, deshilachada y sola,
como un abrigo colgado en la estación errada.

Te dejo mis pasos que aún suenan en tu casa vacía,
la sombra de que se sienta en tu silla,
el olor a domingo sin nosotros,
los sueños que ahora ya no saben con quién soñar.
Te dejo el futuro que no fue, las promesas sin verbo,
la lluvia que no mojamos juntos,
y esta tristeza —tan mía, tan tuya—
que ya no cabe ni en mí...



Carta a una señorita en París

Julio Cortázar

En Buenos Aires, en la calle Suipacha, a usted la han destinado a vivir mientras trabaja en la sucursal, y ha tenido la amabilidad de ofrecerme su departamento de la calle Arenales. Me lo ofrece por carta, desde París, y yo acepto inmediatamente porque en este momento me encuentro sin casa, sin perro, y sin esperanzas.

Le agradezco la habitación con balcón al frente, la posibilidad de hacerme servir el desayuno a las ocho y media, y de comer y cenar fuera como de costumbre. No si el departamento tiene biblioteca. He traído mis libros, que son pocos.

La mudanza fue sencilla, de eso quería hablarle. Lo que me tiene preocupado, lo que me ha preocupado siempre, desde que era niño, es que vomito conejitos. Esto no sería nada si se tratara de un hecho excepcional, de algo que ocurre una o dos veces en la vida, lo mismo que un eclipse o una carta inesperada. Pero desde niño, desde que me acuerdo, he tenido que sufrir esto, y los médicos, tras mucho consultar entre sí, decidieron declararme incurable.

Al principio mi madre pensaba que yo me tragaba los conejitos, como otros chicos se tragan una moneda o un caramelo. Se daba la coincidencia de que casi todos los días me regalaban un conejito (eran de angora), y al poco tiempo se me encontraba vomitando. Yo era un niño triste, con el pelo lacio, las manos frías, y nunca hablaba si no era preguntado. Me gustaban las migas de pan, las cajitas de fósforos, las medallas.

Durante años vomité conejitos. No muchos: uno cada tres semanas, en promedio. La vida me fue enseñando que debía ocultar este rasgo, y así me hice hombre, pude emplearme en oficinas, hacer amigos, llevar una vida común.

Ahora, en su casa, sucede que al instalarme, con el cansancio de la mudanza, con esa manía de querer saber cómo funciona la ducha y si el tendero de enfrente me fiará la leche, he vomitado el primer conejito. No me ha sorprendido, pero me ha preocupado un poco.

He pensado que usted debe saberlo. Lo peor no es el conejito, lo peor es que la serie haya empezado otra vez. Los conejitos son tan blancos, tan suaves, tan limpios. Pero exigen tanto cuidado. Uno no puede dejarlos sueltos por la casa, porque mordisquean los libros, ensucian los sillones. Lo mejor es tenerlos en una jaula, alimentarlos con lechuga y agua fresca, cortarles las uñas, sacarles los piojos.

Yo no podría matarlos. No tengo ese valor. Y si los libero se me pierden por la casa. Una vez me pasó en Montevideo, en casa de unos amigos. Vomité un conejito sin que nadie me viera, y me pareció más prudente dejarlo suelto.

Cuando volví de la calle no lo encontré. Lo busqué durante dos días. A la tercera mañana mis amigos me echaron. Dijeron que no podía ser que alguien se pasara las noches dando vueltas por la casa, que entrara al cuarto de baño a las tres de la mañana, que hiciera ruidos en el desván.

Ahora he vomitado otro. Comprendo que esto va a seguir, que no podré detenerlo. He pensado en un sistema de jaulas, en ese nicho del ropero donde están los sombreros de verano. Pienso hacerles un pequeño corral.

Me gustaría que usted supiera que esto no es sucio, ni repugnante. Los conejitos son tan blancos. Tan suaves.

Le escribo esta carta, y me gustaría que usted la comprendiera. Que no me obligue a mudarme otra vez. Que comprenda que no tengo otra casa.

Yo cuidaré bien los muebles. Daré propina al portero. No haré ruido. Le prometo que apenas note que voy a vomitar un conejito lo llevaré enseguida a la jaula. No los dejaré sueltos.

Y además, quién sabe, tal vez esta vez no pase de cinco o seis. O tal vez se me cure del todo.

Pesimismo

...no hay bien que por mal no venga, ni memoria que lo sostenga. Todo puede salir mal, pero el mundo insiste en demostrar que aún lo peor tiene margen. Extraño los días soleados, las tardes naranjas que sabían a tregua, las noches de luna llena donde al menos la sombra tenía sentido. Hoy lo alegre es triste, y lo triste ya no alcanza.

Se ha vaciado incluso el consuelo. El optimismo es una superstición de los distraídos, una rama seca a la que llaman esperanza por costumbre. Las cosas no mejoran; se desgastan, se pudren con elegancia. El tiempo no cura nada: archiva, disimula, convierte las heridas en arquitectura.

Hay una forma sutil en que el alma se cansa, no de sufrir, sino de esperar a que algo cambie. Porque no cambia. Solo se transforma, se disipa como el calor que abandona una taza olvidada. Ya no hay tragedias grandes, solo repeticiones meticulosas del mismo desvelo, del mismo silencio que arrastra los muebles por dentro.

Las sonrisas ya no significan nada. Son un reflejo muscular, un deber social. La alegría se volvió un acto de cortesía, un modo discreto de no alarmar a los otros, no vaya alguien a pensar que no me gusta la vida y algún día me dediquen su mal día, no creo ser para tanto, pero mientras tanto, por dentro, todo calla de más, como si hablar fuera una falta de respeto frente a lo inevitable, un cansancio interminable, una gota que ni siquiera sabe derramar vasos, esos donde las tormentas vacacionan debido a mi sequia. 

Y lo inevitable, lo que todos evitan nombrar, es esto:
que no siempre se toca fondo,
porque el fondo también cede.
Y uno cae —no con violencia,
sino con una parsimonia digna de los relojes rotos—
hasta volverse, silencio, nada, paz y vacio...


Límites

Jorge Luis Borges

Hay una línea de Verlaine que no volveré a recordar,
hay una calle próxima que está vedada a mis pasos,
hay un espejo que me ha visto por última vez,
hay una puerta que he cerrado hasta el fin del mundo.

Entre los libros de mi biblioteca (estoy viéndolos)
hay alguno que ya nunca abriré.
Este verano cumpliré cincuenta años:
la muerte me desgasta, incesante.


La soledad de un cronopio

...un cronopio, suave y tibio como debe ser, encontró una soledad tirada en la vereda. No era una soledad común, de esas que hacen ruido con el viento o se acongojan en los rincones, sino una soledad blandita, como de pan mal horneado, con un botón suelto y olor a domingo sin cartas.

El cronopio la miró, la pateó despacito con el pie izquierdo, luego con el derecho (porque los cronopios son ambidiestros del alma), y se le pegó en la suela. Caminó entonces con la soledad colgando, como quien lleva un gato mojado y no quiere que se note.

Durante días habló con ella. Le contaba secretos inventados, le recitaba poemas de una sola palabra, y la cubría por las noches con papel de diario para que no tuviera frío. Pero la soledad no decía ni mú, es más ni siquiera un fa, apenas temblaba de vez en cuando, como si soñara con alguien que ya no la soñaba, como un olvido de cuerpo presente, como un humito que poco a poco se esfumaba.

Un fama lo vio y le ofreció un remedio. “Con este jarabe la soledad se te va volando”, dijo, y el cronopio lo miró como se mira a los relojes rotos. “¿Y si quiero que se quede?”, preguntó el cronopio, y el fama se fue indignado, anotando el caso en su libreta de anormalidades.

Un día la soledad se cansó de ser soledad y quiso ser abrazo, pero el cronopio ya no sabía cómo. La envolvió en una servilleta y la dejó en un banco de plaza, justo debajo de un árbol que no daba sombra. Luego siguió caminando, más liviano, le volvieron a crecer palabras a sus poesias, pero con algo menos de música.

Desde entonces, dicen que hay una soledad sentada en una plaza, esperando que la pateen de nuevo. Y un cronopio en alguna parte, buscándola sin buscar...




Instrucciones para llorar”

(de “Historias de cronopios y de famas”)

Instrucciones para llorar

Dejar caer las lágrimas hasta que escurran por la cara.
Cuando uno oye que lloran a su lado,
y las lágrimas están bien caídas,
hay que dejar de llorar,
salvo que se esté solo y entonces está permitido seguir.

Es útil situarse frente al espejo y llorar como quien canta o se lava los dientes.

Hay que dejar que las lágrimas caigan naturalmente,
no intentar nunca llorar más rápido,
ni con mayor sentimiento.

Algunas personas se ayudan con una cebolla,
pero eso es para tontos.

Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo,
y si esto no le produce lágrimas inmediatas,
piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes que nadie va a visitar.

(Julio Cortázar, Historias de cronopios y de famas)

domingo, 4 de mayo de 2025

Exilio

...y así se forma el olvido,

así se esculpe el desdén,

así pinté mi retiro,

así te extravié en el andén,

con la maleta del alma vacía,

y un adiós que no quiso ser.


Dejé tus ojos en pausa,

como un reloj sin después,

te llevaste mi ternura gastada,

me quedé con el eco y la sed.

No hubo gritos ni portazo,

solo final al inicio del ocaso. 


Pinté de sombra los días,

cerré la puerta sin ver,

las paredes guardan tu risa,

pero ya no me pueden doler.

Archivé tu nombre en la niebla,

donde no me puede arder.


Y fui perdiendo tus formas,

como se olvida una canción,

como el perfume en la ropa,

como un suspiro sin dirección.

Ya no sé de tus inviernos,

ni de tu forma de hablar del sol.


Así se forma el olvido,

no de golpe, sino a pincel,

como un lienzo que se borra

cuando el alma deja de ver.

Así firmé mi exilio,

con tinta de no volver.



Ya no

de Idea Vilariño

Ya no será
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.

No llegaré a saber por qué ni cómo
nunca
ni si era de verdad lo que decías que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.

Ya no soy más que yo para siempre y tú
ya no serás para mí
más que tú.
Ya no estás en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.

No me abrazarás nunca como esa noche
nunca
volveré a tocarte.
No te veré morir.

jueves, 1 de mayo de 2025

Dormir

...cierro la puerta, cubro ventanas, cuelgo sortilegios, esparzo amuletos, sello mi corazón, apago la mente. Se acerca la noche, el momento de emparejar mi cabeza con la almohada. Apago la luz, atenuo mis pensamientos. Espero que hoy no tengas ganas de tormento: tu sombra merodeando mi cama, tu fantasma flotando sobre mí, yendo de un lado a otro, con una sonrisa, con una mirada triste, con gestos incompletos, con muecas viles, como mofándose de mí.

Espero que hoy no te postres a mis pies, ni te recuestes en mi regazo. Espero que no empieces a decir lo que se había quedado inconcluso. No vengas hoy. Déjame dormir. Déjame escaparme de ti. Libera mis recuerdos de ti. Ya te fuiste, yo me quedé… o quizás al revés.

Cuida tu alma, donde la traigas, y deja en paz la mía, que aún es susceptible a ti, a tus ausencias, a los huecos que fuiste dejando por los lares de mi vida. No juegues con mis heridas. No punces más mis llagas. Hoy no vengas. Hoy déjame solo, como te esmeraste en hacerlo… sin realmente hacerlo.

No quiero verte esta noche. No quiero encontrarte en sueños, mucho menos en pesadillas. Olvida hoy de venir. Lleva tu ánima a otra parte, donde quizás ya es más feliz. Pero no llegues… que hoy realmente quiero dormir...





Barrio sin luz

¿Se va la poesía de las cosas
o no la puede condensar mi vida?
Ayer -mirando el último crepúsculo-
yo era un manchón de musgo entre unas ruinas.

Las ciudades -hollines y venganzas-,
la cochinada gris de los suburbios,
la oficina que encorva las espaldas,
el jefe de ojos turbios.

Sangre de un arrebol sobre los cerros,
sangre sobre las calles y las plazas,
dolor de corazones rotos,
podre de hastíos y de lágrimas.

Un río abraza el arrabal
como una mano helada que tienta en las tinieblas:
sobre sus aguas se avergüenzan
de verse las estrellas.

Y las casas que esconden los deseos
detrás de las ventanas luminosas,
mientras afuera el viento
lleva un poco de barro a cada rosa.

Lejos… la bruma de las olvidanzas
-humos espesos, tajamares rotos-,
y el campo, ¡el campo verde!, en que jadean
los bueyes y los hombres sudorosos.

Y aquí estoy yo, brotado entre las ruinas,
mordiendo solo todas las tristezas,
como si el llanto fuera una semilla
y yo el único surco de la tierra.


Pablo Neruda

jueves, 17 de abril de 2025

Perdido

...deambulo entre la inerte prosapia del desdeño, me diluyo en la vil calumnia del oprobio. Añoro aquellos días pueriles, vastos de añoranza, sutiles pero con causa.
Estoy perdido en la gravidez de mi parte etérea, de mi conciencia fútil, de mi presente vil.
No lloro, pero me desangro en sollozos. No grito, pero en mi tráquea se acumulan las palabras, de esas que no dicen nada, pero que lastiman como espinas.
Peco de inventarme, quizás, un sufrimiento que no existe, de hacer lo que la vida insiste.
Lánguido y ambiguo, transito por los minutos de esta vida sin sentido. Me derramo en cada lágrima, me estremezco en cada llanto, profano recuerdos viejos de mi existencia solo para intentar volver a la benevolencia; vestigios de otros tiempos donde quizás había más motivos, más vehemencia.
Hoy solo hay hastío, luctuosa lejanía y vacío. Me encuentro perdido...


Dolor – Alfonsina Storni

Tengo un dolor aquí, en el costado izquierdo,
donde dicen que el corazón está.
Y todo me lo apoya allí su peso muerto,
su flor inerte, su sol sin claridad.

Se me hunde la cabeza en un pozo de sombras,
se me enfría la lengua, se me seca la voz;
y en la angustia terrible de un grito que no estalla,
toda la vida me parece un adiós.

miércoles, 16 de abril de 2025

Coincidir

...coincido en que esta brújula ya no marca el destino, que no hay camino, que ya todo está recorrido. Concuerdo en que las mañanas nacen apagadas, las tardes desteñidas, las noches abrumadas. Confirmo que este silencio ya habla más de eternidades, de veredas sin retorno, de mares en el olvido.
Y estoy de acuerdo en que el fin se haga definitivo, que el adiós no tenga puntos suspensivos, que partida sea igual a despedida, esta vez definitiva.
Reafirmo que en este tiempo no hubo espacio para más amor, que mi piel no supo de otras pieles, que mi mente había hecho pacto contigo. Declaro que te dejaré en el pasado, que vivirás en memorias y surgirás en recuerdos, pero nunca volveré hacia aquel lado.
Trataré de extraviar tu rastro, borraré todo aquello que me lleve a ti; cualquier pensamiento traicionero dentro de mí será exiliado.
Y te digo: te regalo la tercera parte de ayer, hoy y mañana. Yo me iré a vivir al hoy... y espero no encontrarte mañana...


Estatua viva

Tengo un revoltijo

en la cabeza

Pensamientos,

un sombrero de

púas y barrotes

descascarados

y la imagen de

una pierna

fragante de

mujer.

(Digo fragante

pero podría decir

también

suculenta,

voluptuosa,

aterciopelada,

núbil o

febril)

La armazón

deleznable

que me colma

significa dispersión,

riqueza,

no confusión.

Soy todas

esas cosas:

desechos y sueños,

basura y deseo,

belleza,

escombros

y una tierna

ansiedad.

Mario Vargas Llosa

sábado, 13 de julio de 2024

Augurio

...he de decir varias veces, que el camino se ha vuelto tan espeso, que las neblinas ya no saben de ventanas, que la vida ha dado de sí, que los precipicios duermen a un lado de mi cama, que las mareas suben debajo de mi almohada, que el veneno está hecho de materia gris. He de aceptar que mi alma yace cansada, que mis ganas dejaron de patalear, que no existe más morada que la que mora al escapar, que no existe tal premura a la hora de desertar, y he de afirmar sin reparo, que no quisiera dar un paso más, que en mi estación ya no existe parada, y que no se confunda la ida con la despedida, a veces no hay tiempo para quedarse, ni para encender nuevos motivos...

domingo, 12 de mayo de 2024

Asumo

..asumo que esta neblina no puede ser eterna, que esta bruma dejará de abrumar, que el silencio un día dejará de hablar, que esta nebulosa de ocaso dejará de arrojar estrellas muertas a mis cielos, que no habrá lluvia de recuerdos inundando mi patio, mucho menos mi alma, que tal vez algún día llegará la calma y que tal vez otro deje de sonreír, asumo que un día saldrá el sol en la noche y que las noches dejarán de ser tan eternas o quizás obscenas cuando de ausencias hablamos, cuando almohadas y sábanas forman parte de tus ruinas y también de mis vestigios, y quizás también algún día este infierno escarpado encuentre su lugar a mi costado y me aleje de algunos fríos, asumo que la perpetuidad se está acabando, que no hay más ilusiones en la nevera, que ya no hay nadie que incendie mis bosques, que ya no hay nadie que moje mis praderas, que me quede sin primaveras antes de que llegue el invierno, que este anhelo de ti se ha hecho eterno, asumo también que quizás una mañana encuentres la forma de acercarte a mi ventana, ya sea en brisa o marejada, siempre tendré listo un puerto para tu llegada...

viernes, 15 de septiembre de 2023

Si un dia te queda la duda

 Si un dia te queda la duda

Si un dia, por un suspiro, o por uno de esos pensamientos que de pronto llegan y atraviesan tu craneo a razon de fulmino,  no te alebrestes, ni compres guerras a cambio de migajas de paz, no estalles, no hagas caso al azar, respira, una o un millón de veces, o las que te queden por respirar, hasta que entiendas o quizás asumas, que entre lo infinito viven finitos, que nacen atardeceres todos los días, sonatas, requiems, notas suicidas, y la vida continua, se va con quien pase, se sube a cualquier tren sin preguntar, se arrulla al caminar, se consuela al soñar, se erosiona al lagrimar, se escurre en letanías, se maldice en profanias, se reconstruye en sinfonías, notas lúgubres sin resonancia, que recorren la lontananza de un amor no correspondido o tal vez no nacido, envuelto en sabanas ásperas, en concretos húmedos, en cimientos fríos, sin afán vital, solo de provocar asquio, resulte de desgracias que encontraron un amigo, no te vuelvo a extrañar, ni a creer que yo fui quien escribió el final, falacias tontas de un amor que nunca dejo de amar, adiós quizás no es punto final…

domingo, 5 de junio de 2022

Dejavú en Do menor

 Dejavú en Do menor


… y fue cuando te vi en la estación de gasolina, parecías feliz quizás no lo sabias, sonreías, como si respiraras amor, y suspiraras vida, un brillo anormal te acontecía, volteaste y me viste y note algo extraño, no podías creer lo que veías del otro lado, pestañeaste una y otra vez cual vivo reflejo, parecía irreal lo que veías en el espejo, volteaste una vez tal vez de reojo, hiciste una mueca como de despojo, volteaste a tu lado y ahí aparecía, el mismísimo yo cuando lo querías, fue muy extraño verte en ese momento, un bello recuerdo atrapado en el tiempo, ahí estábamos los dos no podía creerlo, yo tomaba tu mano tu me abrazabas el alma, no fue tan difícil que perdiera la calma, los vi tan contentos que no falto recelo, voltee hacia arriba y era el mismo cielo, también éramos nosotros ya no había duda, nos vi tan felices que no quise arruinarlo, un día te quise, un día me quisiste, los días felices no podemos negarlos, encendí el coche mientras veía del otro lado, arranque y volteaste y supiste que también estaba llorando, bajaste el semblante y me abrazaste como si nada hubiera pasado, arranque mi coche y observe en el otro asiento, y recordé que te había perdido ya hace un buen de tiempo, estaba vacío, y asi vació quedo aquel momento…

Rap Baladí

Rap Baladí

Hoy quiero decir lo que nunca digo, 

porque aveces empiezo pero no sigo,

Me acurruque en el sentido de una vida congruente, pero en el fondo todo es aparente, diferente a lo que quizás he vivido, descolorido, aturdido, decadente,

Ausente me pierdo en el hastío, dibujo siluetas en el olvido, me apago y me prendo por desvarío, no es que me vaya es que nunca he venido, apago la luz para ver diferente, me tapo los ojos y apago la mente, reflejos me dicen que aun hay presente, pasado y olvido no son diferentes, la noche me llega cuando aun no atardece, hay un corazón que crece y crece, diluvia en silencio toditas las noches, tengo una razón que nunca aparece, y aveces, la luna se prende y da alivio, una nube se para y suspiro, será que la vida es delirio, los locos tienen fama de haberlo vivido, digamos que el tiempo se ha consumido, se estira y se alarga y aveces se encoge, y no es que me alegre y no es que me enoje, solo es que a este brillo le falta la noche, me perdí en el camino cabalgo en mi coche, no se ha donde voy ese es mi reproche, yo sigo, sin ganas, aun no gateo y ya tengo canas, a un fuego frió le faltan las llamas, aveces te extraño y tu no me llamas, me subo en la ausencia de tu indiferencia, no es que no te extrañe solo es apariencia, despido y adiós lugar sacrosanto, dirás que no pero te quise tanto, las aves ahora ya no tocan tanto, será que también les quitaron su canto, y no es que sea llanto lo que ahora traigo conmigo, humedad de los ojos, tristeza o tal vez olvido.

lunes, 16 de mayo de 2022

A veces pasamos

Aveces pasamos Aveces pasamos y el tiempo mas parece una distancia, aveces nos vamos y los recuerdos se vuelven ecos, aveces callamos y el silencio se vuelve constante, aveces la vida se vuelve intolerante. Aveces no estamos, aunque no nos hayamos ido, aveces el camino no tiene destino, aveces la lluvia no deja de caer, hay veces que quieres y no puedes tener, hay veces que el caos se vuelve melodía, hay veces que la noche no termina con el día. Y también hay veces que no hay para atrás, los caminos se han borrado, las estelas marchitado, y el pasado ya no se abraza al presente, y futuro y destino son mas presagio que realidad, hay veces que el tiempo no encuentra verdad. Pero también muchas veces, el vacío nos cubre hasta el hastío, los huecos se vuelven puentes derrumbados, y la distancia el brillo de alguna estrella lejana, que un día se canso de titilar, y entonces la marea, el universo, y el infinito toman la siesta, perplejos en el sueño de alguien mas. Pero una sola vez, solo una has regresado a mi mente, y te guarde en la antesala y te invite a beber de nuestras memorias, nos contamos historias, cuentos de partidas, fabulas de despedidas, poemas de palpitar, apagamos los corazones, para evitar que se agarran a mordidas, y nos quitamos los zapatos al entrar junto con el amor.
Aquí hace menos frío que en la calle, hay leña para un fuego, no mucha pero, bueno, un poco de calor no viene mal. Aquí hay una canción que nos descansa, un hueco para el alma, sentirse como en casa, un alto en el camino nada más. Pasa, entra y siente que hay quien duda como tú y no se descubre nada, nada de las cosas que ha escuchado y desespera. Pasa, entra y siente que hay quien duda como tú pero se abraza a lo que tiene y se levanta con la fuerza que le queda. Pasa, entra y siente que hay quien duda como tú pero no tiene más canción que la que sabe y la cantó y si no la sabe tararea. Aquí hace menos frío que en la calle, los labios para un beso, oídos para un sueño, la brisa que precisa tu dolor. Pasa, entra y siente que hay quien duda como tú y no se descubre nada, nada de las cosas que ha escuchado y desespera. Pasa, entra y siente que hay quien duda como tú pero se abraza a lo que tiene y se levanta con la fuerza que le queda. Pasa, entra y siente que hay quien duda como tú pero no tiene más canción que la que sabe y la cantó y si no la sabe tararea. Pasa, entra no importa lo que fue porque será lo que será y alguna forma encontrarás para pasar por esa puerta. Pasa, entra después de algún traspié algún color dibujará lo que hace falta para estar de nuevo en pie y no perder fuerzas. Pasa, entra y siente que hay quien duda como tú pero no tiene más canción que la que sabe y la cantó y si no la sabe tararea.

martes, 9 de febrero de 2021

La triste historia del pato que aprendió a regresar

 …el tiempo revoloteaba en sus alas con la prisa y la promesa de volverla a ver en aquella fuente donde solo fue capaz de admirarla, aquel día en que extendió sus alas y se marchó, salpicando las gotas de aquel amor instantáneo, que se escurrió cuando tuvo que irse pero que quedo impregnado en la silueta de los vientos que lo acompañaron, pero ella estaba cerca y su pequeño corazón daba fuertes pasos mientras extendía sus alas, era la misma fuente y quizás también la misma agua que en su ir y venir se había perfumado con las fragancias de aquel pequeño pueblo y entonces la vio, ya no como la recordaba, los inviernos cambian todo, inclusive las causes de los ríos, y en este rio de ausencias y anhelos ella se había perdido en el triste instante del que se queda porque alguien se ha ido, se postro en el mismo lugar donde años atrás había acicalado sus alas, que también ya no tenían el mismo brillo, la vio ya no con la mirada de los ojos jóvenes que se pierden en cualquier brío, si no con aquellos que te embriagan de certeza, entonces ella se cruzo con su mirada y se enfilaron hacia un momento vacío del mundo pero lleno de ellos, la distancia y el tiempo se habían desvanecido, como aquel día en que aquel pato se había ido, dejando atrás todo lo que pudo haber sido, pero por lo que ahora regresaba, un canto ajeno a ese momento sonó en aquella fuente, un trino que no correspondía a aquel instante, que los sacaba de aquella mirada casi infinita, detrás de ella había un nido, tres pequeñas aves entonaban un himno o quizás tal vez un réquiem, aquel día se convirtió en ayer para aquel pato el sur ya se había ido…  



------o------

Ahora quiero amar algo lejano...

Algún hombre divino
Que sea como un ave por lo dulce,
Que haya habido mujeres infinitas
Y sepa de otras tierras, y florezca
La palabra en sus labios, perfumada:
Suerte de selva virgen bajo el viento...

Y quiero amarlo ahora. Está la tarde
Blanda y tranquila como espeso musgo,
Tiembla mi boca y mis dedos finos,
Se deshacen mis trenzas poco a poco.

Siento un vago rumor... Toda la tierra
Está cantando dulcemente... Lejos
Los bosques se han cargado de corolas,
Desbordan los arroyos de sus cauces
Y las aguas se filtran en la tierra
Así como mis ojos en los ojos
Que estoy sonañdo embelesada...

Pero
Ya está bajando el sol de los montes,
Las aves se acurrucan en sus nidos,
La tarde ha de morir y él está lejos...
Lejos como este sol que para nunca
Se marcha y me abandona, con las manos
Hundidas en las trenzas, con la boca
Húmeda y temblorosa, con el alma
Sutilizada, ardida en la esperanza
De este amor infinito que me vuelve
Dulce y hermosa...

Esta tarde, Alfonsina Storni


Fue en ese cine, ¿te acuerdas?
En una mañana al este del Edén
James Dean tiraba piedras
A una Casablanca, entonces, te besé
Aquella fue la primera vez
Tus labios parecían de papel
Y a la salida, en la puerta
Nos pidió un triste inspector nuestros carnets
Luego, volví a la academia
Para no faltar a clase de francés
Tú me esperaste hora y media
En esta misma mesa, yo me retrasé
¿Quieres helado de fresa
O prefieres que te pida ya el café?
Cuéntame cómo te encuentras
Aunque sé que me responderás: "muy bien"
Ten, esta foto es muy fea
El más pequeño acababa de nacer
"Oiga, ¿me trae la cuenta?"
"¡Calla!, que fui yo quien te invitó a comer"
No te demores, no sea
Que no llegues a la hora al almacén
Llámame el día que puedas
Date prisa que ya son las cuatro y diez

Luis Eduardo Aute- "Las cuatro y diez"

jueves, 20 de agosto de 2020

Tu sombra

 ...regreso al pasado vacio y silente, de los días que poco a poco se fueron borrando, de los recuerdos que como luces en la oscuridad se fueron apagando, de palabras que quizas nunca fueron dichas, entre desdenes y de desdichas regreso a esos lugares que talvez nunca fueron, a esos puertos de los que quizas nunca zarpamos, a esos mares de aguas que nunca tocamos, de donde fuimos y no regresamos, volteo a aquella vida, que se perdio en una esquina esperando un naufragio, mientras naufragaba la vida misma, y donde los continuos se volvieron pausas y las pausas recuerdos varados, aquel cielo nunca regreso, aquellas lunas no volvieron a brillar, ni los ecos de nuestras voces quisieron ser escuchados, desaparecimos, tu de mi y yo de ti, y viceversa, en un tremulo despertar de irrealidades, pero debo confesar que aun sigues apareciendo, de repente he visto tu sombra caminar frente a mis letras, se detiene a observarlas y sin que diga nada se da la vuelta, quizas hacia aquel mundo en donde los dos quizas tal vez nunca existimos...


Quiero, a la sombra de un ala,

Contar este cuento en flor:

La niña de Guatemala,

La que se murió de amor.  


Eran de lirios los ramos,

Y las orlas de reseda

Y de jazmín: la enterramos

En una caja de seda.  


...Ella dio al desmemoriado

Una almohadilla de olor:

El volvió, volvió casado:

Ella se murió de amor.  


Iban cargándola en andas

Obispos y embajadores:

Detrás iba el pueblo en tandas,

Todo cargado de flores.  


...Ella, por volverlo a ver,

Salió a verlo al mirador:

El volvió con su mujer:

Ella se murió de amor.  


Como de bronce candente

Al beso de despedida

Era su frente ¡la frente

Que más he amado en mi vida!  


...Se entró de tarde en el río,

La sacó muerta el doctor:

Dicen que murió de frío:

Yo sé que murió de amor.  


Allí, en la bóveda helada,

La pusieron en dos bancos:

Besé su mano afilada,

Besé sus zapatos blancos.  


Callado, al oscurecer,

Me llamó el enterrador:

¡Nunca más he vuelto a ver

A la que murió de amor!


Quiero, a la sombra de un ala...

José Martí


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