Eslovenia
Brindis
La vendimia, amigos
para animar nuestras venas
nos trae un dulce vino
que pecho y ojos alegra
que apaga
las penas
y enciende la esperanza.
Por quien levantaremos
nuestras copas por primero ?
Salve Dios nuestro suelo
y a todo el mundo esloveno
hermanos
que somos
de ilustre madre retonos.
Que un trueno de la nubes
estremezca al enemigo;
la libertad fulgure
para el pueblo esloveno,
sus manos
los lazos
aniquilen del tirano.
Que felicidad haya
y unidos siempre vivamos,
todos, hijos de Eslavia,
estrechemos nuestras manos,
poder
y prez
tengamos como una vez.
Argelia
La retirada de la metáfora
Cada vez que define la metáfora, una retórica implica no sólo una filosofía sino una red conceptual en la que se ha constituido la filosofía. Cada hilo, en esta red, configura, por añadidura, un giro, se diría una metáfora si esta noción no resultase aquí demasiado derivada. Lo definido está, pues, implicado en el definiente de la definición. Como es obvio, no se produce aquí ningún requerimiento de algún tipo de continuum homogéneo que remitiría sin cesar a la tradición a sí misma, tanto la de la metafísica como la de la retórica. Sin embargo, si no se comenzase prestando atención a tales presiones más permanentes, ejercidas a partir de una muy larga cadena sistemática, si no se hiciese el esfuerzo de delimitar su funcionamiento general y sus límites efectivos, se correría el riesgo de tomar los efectos más derivados por los rasgos originales de un subconjunto histórico, de una configuración identificada apresuradamente, de una mutación imaginaria o marginal. Mediante una precipitación empirista e impresionista hacia presuntas diferencias, de hecho hacia recortes principalmente lineales y cronológicos, se iría de descubrimiento en descubrimiento. ¡Una ruptura en cada paso! Se presentaría, por ejemplo, como fisionomía propia de la retórica del "siglo XVIII" un conjunto de rasgos (como el privilegio del nombre) heredados, aunque sin línea recta, con todo tipo de separaciones y de desigualdades de transformación, de Aristóteles o de la Edad Media. Nos encontramos remitidos aquí al programa, enteramente por elaborar, de una nueva delimitación de los corpus y de una nueva problemática de las firmas.
Cada vez que define la metáfora, una retórica implica no sólo una filosofía sino una red conceptual en la que se ha constituido la filosofía. Cada hilo, en esta red, configura, por añadidura, un giro, se diría una metáfora si esta noción no resultase aquí demasiado derivada. Lo definido está, pues, implicado en el definiente de la definición. Como es obvio, no se produce aquí ningún requerimiento de algún tipo de continuum homogéneo que remitiría sin cesar a la tradición a sí misma, tanto la de la metafísica como la de la retórica. Sin embargo, si no se comenzase prestando atención a tales presiones más permanentes, ejercidas a partir de una muy larga cadena sistemática, si no se hiciese el esfuerzo de delimitar su funcionamiento general y sus límites efectivos, se correría el riesgo de tomar los efectos más derivados por los rasgos originales de un subconjunto histórico, de una configuración identificada apresuradamente, de una mutación imaginaria o marginal. Mediante una precipitación empirista e impresionista hacia presuntas diferencias, de hecho hacia recortes principalmente lineales y cronológicos, se iría de descubrimiento en descubrimiento. ¡Una ruptura en cada paso! Se presentaría, por ejemplo, como fisionomía propia de la retórica del "siglo XVIII" un conjunto de rasgos (como el privilegio del nombre) heredados, aunque sin línea recta, con todo tipo de separaciones y de desigualdades de transformación, de Aristóteles o de la Edad Media. Nos encontramos remitidos aquí al programa, enteramente por elaborar, de una nueva delimitación de los corpus y de una nueva problemática de las firmas.
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