jueves, 17 de junio de 2010

El Mundial de las Letras (España VS Suiza)

España

El ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha
Querido Sancho...
Hoy es el día más hermoso de nuestra vida, querido Sancho...
Los obstáculos más grandes,
nuestras propias indecisiones...
Nuestros enemigos más fuertes,
el miedo al poderoso y a nosotros mismos...
La cosa más fácil, equivocarnos...
La más destructiva, la mentira y el egoísmo...
La peor derrota, el desaliento...
Los defectos más peligrosos, la soberbia y el rencor...
Las sensaciones más gratas, la buena conciencia,
el esfuerzo para ser mejores sin ser perfectos,
y sobre todo, la disposición para hacer el bien
y combatir la injusticia donde quiera que estén.

Suiza
Demian (fragmento)
"...En estos momentos tuve una certeza fulminante: cada uno tenía una «misión» pero ésta no podía ser elegida, defi­nida, administrada a voluntad. Era un error desear nue­vos dioses, y completamente falso querer dar algo al mundo. No existía ningún deber, ninguno, para un hombre consciente, excepto el de buscarse a sí mismo, afirmarse en su interior, tantear un camino hacia ade­lante sin preocuparse de la meta a que pudiera conducir. Aquel descubrimiento me conmovió profundamente; éste fue el fruto de aquella experiencia. Yo había jugado a menudo con imágenes del futuro y soñado con papeles que me pudieran estar destinados, de poeta quizá, de profeta, de pintor o de cualquier otra cosa. Aquellas imágenes no valían nada. Yo no estaba en el mundo para escribir, predicar o pintar; ni yo ni nadie estaba para eso. Tales cosas sólo podían surgir marginalmente. La mi­sión verdadera de cada uno era llegar a sí mismo. Se po­día llegar a poeta o a loco, a profeta o a criminal; eso no era asunto de uno: a fin de cuentas, carecía de toda im­portancia. Lo que importaba era encontrar su propio destino, no un destino cualquiera, y vivirlo por comple­to. Todo lo demás eran medianías, un intento de eva­sión, de buscar refugio en el ideal de la masa; era amol­darse; era miedo ante la propia individualidad. La nueva imagen surgió terrible y sagrada ante mis ojos, presenti­da múltiples veces, quizá pronunciada ya otras tantas, pero nunca vivida hasta ahora. Yo era un proyecto de la naturaleza, un proyecto hacia lo desconocido, quizá ha­cia lo nuevo, quizá hacia la nada; y mi misión, mi única misión, era dejar realizarse este proyecto que brotaba de las profundidades, sentir en mí su voluntad e identificar­me con él por completo.

Había probado mucha soledad. Pero ahora presentí que había una soledad más profunda, y que ésta era ine­vitable..."

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