sábado, 19 de junio de 2010

El Mundial de las Letras (Japon VS Holanda)

Japon
Lo bello y lo triste (fragmentos)
La madre de Otoko murió sin que su hija siguiera aquel consejo. Ése debió ser su último dolor. Era cierto que Otoko nunca había pensado en Oki como un veneno. Ni siquiera en la habitación enrejada de la clínica psiquiátrica había experimentado resentimiento u odio hacia él. Sólo estaba loca de amor. La poderosa droga que había tomado para quitarse la vida no tardó mucho en ser totalmente eliminada de su cuerpo; Oki y su hijita tampoco estaban ya junto a ella y las cicatrices que habían dejado podían llegar a desaparecer. Pero su amor por Oki permanecía intacto.

El tiempo pasó. Pero el tiempo se divide en muchas corrientes. Como en un río, hay una corriente central rápida en algunos sectores y lenta, hasta inmóvil, en otros. El tiempo cósmico es igual para todos, pero el tiempo humano difiere con cada persona. El tiempo corre de la misma manera para todos los seres humanos; pero todo ser humano flota de distinta manera en el tiempo.


Holanda


Un relojero meticuloso (fragmento)
Tuvo que haber un tiempo primitivísimo, hace millones de años, en el que el hombre, poco más civilizado que el chimpancé, no supiera contar.

Resulta casi imposible imaginar cómo habrá sido la vida interior del primer homo sapiens cuyo cerebro alcanzara un primigenio estadio de pensamiento racional.

Por la noche recordaría aquello que había hecho por la mañana, y se daría cuenta de que unas cosas habían ocurrido antes que otras. Pero cuánto tiempo había pasado exactamente era algo que no podía saber. Es más, ni siquiera podía plantearse esa cuestión.

Ante la pregunta ‘¿cuánto?’, respondería en el mejor de los casos ‘mucho’. O ‘poco’. Muchas generaciones más tarde, todavía no sería capaz de contar más allá de cinco.

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